"Llegamos cascados"
David Ferrer (Xàbia, Alicante; 1982) es el número cinco del tenis mundial y el dos de España y del viernes al domingo buscará con el equipo nacional su quinta Copa Davis en 11 años, esta vez frente a Argentina y en la tierra batida de Sevilla. Tras su paso y el de Rafael Nadal por la Copa de Maestros, en Londres, será un cruce con hueso. Juan Martín del Potro y David Nalbandian, dos rivales de aúpa, medirán al alicantino y el mallorquín, que llegan agotados por una temporada extenuante. A su vez, los argentinos se han quejado del sol que penetra en la pista.
Pregunta. Argentina nunca ha ganado la Copa Davis y la persigue con ahínco. Durante decenios, la Ensaladera también fue un mito inalcanzable para España. ¿Ha perdido valor ahora que se gana con frecuencia?
"Este torneo es muy especial, pero con un calendario tan apretado no debería ser anual"
"En Mar del Plata [triunfo en 2008] me hallaba en mi peor momento personal"
Respuesta. Cuando no la has ganado nunca, es algo muy especial. Esta es una competición diferente. Desde fuera se ve como algo mucho más importante. Luego, desde dentro, la ves de otra manera. La Copa Davis se juega cada año y se nos hace muy dura a los jugadores: tenemos mucho que perder y poco que ganar. Al ser anual, pierde valor. Muchos no la juegan por el calendario. Al fin y al cabo, vivimos del ranking. Habría que cambiar el formato para que no llegáramos tan cascados. Antes había menos torneos y la gente podía jugarla. Ahora, hacerlo cada año, con el calendario tan apretado que hay, es más complicado aunque sea una competición muy bonita.
P. ¿Cómo influye esa fatiga en la final?
R. Ellos llegan mucho más descansados. Eso está claro. Han jugado muchísimo menos que nosotros. Están frescos. Pero no es el momento de las lamentaciones, de quejarse. Es el momento de adaptarse lo antes posible [del cemento de la Copa de Maestros a la arcilla de Sevilla]. Dejo Londres con dos sensaciones distintas. Hubo días de gran nivel, ante Murray y Djokovic. También siento tristeza por el partido contra Berdych. Lo tenía... [ganaba por un set y un break arriba]. Con Federer, en las semifinales, me faltó chispa, físico.
P. ¿Cómo conoció la Copa Davis?
R. Recuerdo a Bruguera, a Berasategui, a Corretja, a Moyà... Crecí viéndoles en algunas eliminatorias y jugué alguna contra ellos. Yo tuve siempre como referencia el Trofeo Godó, pero la Davis es muy importante. Cuando empezaba, Moyà me contó que sus sensaciones en la final de Sevilla 2004 fueron comparables a ganar un torneo del Grand Slam igual que Corretja y Costa me explicaron qué presión sentían, lo que pensaban y qué sensaciones experimentaban en la final de Barcelona 2000. Ferrero me inspiró cuando debuté porque estaba en el equipo. Me dijo que en el partido contra Hewitt [decidió el triunfo en 2000 sobre Australia] se sintió muy presionado. Era muy joven. En el último juego estaba acalambrado a causa de la tensión: "Como no gane este juego, no termino el partido", pensó. Recuerda aquel golpe pasante definitivo como un momento mágico.
P. Ese componente emotivo es lo que sigue atrayendo a los tenistas. ¿Cómo lo viven los suyos desde fuera?
R. Todos los amigos tenemos una casa y ahí se juntan para apoyarme y ver mis partidos y los de fútbol. En la casita tienen de todo, todo tipo de electrónica, una sala de recreativos: pimpón, PlayStation, televisión... Nos la hemos hecho a nuestra medida.
P. "Me han pasado por encima", dijo tras perder el partido inaugural, contra Nalbandian, en la final de 2008. ¿Qué recuerda del título logrado ante Argentina en Mar del Plata?
R. Fue una final extraña a nivel personal, pero a nivel profesional se dio todo bien. Del Potro llegó de la Copa de Maestros cansado y Feliciano [López] estuvo espectacular. Nunca vi un Feliciano tan bueno. Cuando Verdasco logró el golpe ganador en el punto decisivo, fue un sueño. Personalmente, llegué en un momento muy difícil de mi vida, quizás en el peor que he tenido. No estaba bien ni en el aspecto mental ni en el tenístico.
P. En su biblioteca está Enredados, un libro que cuenta cómo el vestuario argentino ha penado durante años entre luchas de egos. En España hay tres jugadores entre los 10 mejores del mundo [Nadal, usted y Almagro] y no parece que se reproduzca la situación. ¿Por qué?
R. Uno ya sabe de por sí que la Davis es un equipo, no tú solo; que hay que apoyar al compañero. Es importante el apoyo leal. Feliciano, Fer [Verdasco] y yo hemos coincidido desde pequeños. Rafa es un líder, una persona que transmite mucho. Tenemos un feeling muy bueno, especial. También con otros que vienen, que son de 10. Con Albert [Costa, el seleccionador] tenemos una confianza muy grande porque coincidimos con él como tenista, cuando aún jugaba. No lo vemos como un capitán, sino como un amigo que quiere lo mejor para ti y para el que tú quieres lo mejor.
P. Nalbandian no es expansivo con la prensa. ¿Es otro en el vestuario?
R. Seguro. Cada jugador tiene su temperamento, pero él es muy correcto, generoso y humilde. Tiene mi edad. Siempre coincidí con él. Le puedo contar cosas que no puedo contarle a otros con los que no tengo tanta confianza. Con los que tenemos más confianza Rafa y yo es con Mónaco y David. Él es mi compañero de PlayStation y jugamos contra Rafa y Pico [Mónaco]. Nos apostamos flexiones, bajar a la recepción del hotel con los pantalones bajados...
P. ¿Cómo es en la pista?
R. Tiene mucho talento. Un revés maravilloso. Mucho ritmo. Resta francamente bien. Ha ganado torneos muy importantes. Quizás no le ha ido mejor por las lesiones, que le han impedido dar mucho más.
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