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Altos cargos comparecerán por vez primera en la comisión de traspasos

La delegación de Jáuregui y Sáenz de Santamaría amplía sus competencias

Luis R. Aizpeolea

El traspaso de poderes del Gobierno socialista en funciones al equipo del PP designado por Mariano Rajoy está siendo insólito por desacostumbrado. Habitualmente, los traspasos se materializaban en las reuniones que celebraban los ministros salientes con los entrantes en las que en veinte minutos despachaban sobre los asuntos más importantes de sus departamentos y lo complementaban con una pequeña memoria, en la que en dos folios resumían un balance de la situación. El traspaso de poderes se reducía casi a un acto protocolario horas antes o después de la toma de posesión oficial.

En esta ocasión, el mandato que tiene el ministro de la Presidencia en funciones, Ramón Jáuregui, es canalizar, a través de la comisión de traspasos constituida el miércoles, la máxima información de los ministerios al equipo del PP, encabezado por la portavoz de este partido en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría.

La gravedad de la economía explica un cambio tan transparente

La comisión de traspasos, que también ha existido en otros relevos de Gobierno, tendrá en esta ocasión más competencias. No se limitará a hacer el seguimiento de los asuntos que van a trámite a la Comisión de Subsecretarios y al Consejo de Ministros en funciones hasta la constitución del nuevo Ejecutivo, que ha solido ser lo habitual en otras ocasiones.

El mandato que tiene Jáuregui del presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero, es el de "realizar un riguroso traspaso de poderes", que se traducirá en que expertos y altos cargos de los ministerios comparecerán en la comisión de traspasos para informar al equipo de Sáenz de Santamaría de la situación de sus respectivos departamentos. En esas comparecencias, que se sucederán en los próximos días hasta la formación del nuevo Gobierno, informarán del estado de la situación de los departamentos, de su ejecución presupuestaria, de los temas en tramitación, de los desarrollos legislativos pendientes, de las políticas a desarrollar y de los compromisos nacionales e internacionales, según fuentes del Ministerio de la Presidencia.

Zapatero tiene especial interés en que el traspaso de poderes sea "completo y lo más transparente posible" ante la gravedad de la situación económica. Fuentes de La Moncloa aseguran que, de este modo, quiere evitar que se dé el mínimo pábulo al argumento de que se ha hurtado información al equipo del próximo inquilino de la Presidencia del Gobierno. Y, también, porque pretende crear un "precedente", que sirva de pauta y modelo para futuros relevos de Gobierno.

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Esa misma filosofía trasladó Zapatero a la relación con Rajoy. Hace ocho años, cuando se produjo el relevo de José María Aznar, este tardó en convocar a Zapatero a La Moncloa 11 días después de la jornada electoral. En esta ocasión, Zapatero ha convocado a Rajoy tan solo tres días después de celebrarse las elecciones. E incluso el mismo lunes, al día siguiente de las elecciones, ya mantuvieron una larga conversación.

La gravedad de la situación económica como consecuencia de la crisis del euro es la explicación a esta celeridad. Zapatero ha sido también comprensivo con la actitud de Rajoy de evitar, por vez primera en la historia de los relevos en La Moncloa, una sesión con luz y taquígrafos. Entiende que su sucesor necesita tiempo para poder presentar sus propuestas.

Jáuregui, Nadal y Sáenz de Santamaría, en la primera reunión.
Jáuregui, Nadal y Sáenz de Santamaría, en la primera reunión.U. MARTÍN

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