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Los indignados prolongan el encierro en Granada

La universidad no quiere ceder espacio para usos ajenos

El conflicto entre el movimiento 15-M y la Universidad de Granada se enquista. Tras el desalojo y la acampada en el Rectorado se encuentra en un punto de difícil solución, al menos dialogado. Un grupo del colectivo de indignados permanece en el Hospital Real como medida de presión para reivindicar a la universidad un espacio donde poder desarrollar sus actividades. El Rectorado, por su parte, argumenta que no puede ceder instalaciones para usos que sean ajenos a la institución académica. Y añade que mientras el colectivo recurra a medidas de presión, la universidad no va a retomar el diálogo.

La situación está así desde el miércoles. Esa mañana fueron desalojados los indignados que ocupaban un edificio de la universidad desde el fin de semana. Aunque se había abierto una vía de diálogo con la institución -cuyo equipo de gobierno se sentó con ellos- esta se rompió cuando la universidad tuvo conocimiento de que habían introducido material de obra en el edificio, ahora vacío, que está destinado a ser biblioteca de la Facultad de Derecho. Se le comunicó a un juez, que ordenó el desalojo.

Desde entonces hay miembros del 15-M en el Rectorado. Y ahí piensan seguir encerrados por la "ruptura del diálogo" por parte de la universidad. Unos 60 miembros del colectivo pasaron la noche del miércoles en el Hospital Real tras acordarlo así en asamblea más de 200 personas. La previsión anoche era similar. Han acordado reafirmar la determinación de exigir un espacio para que desarrollen su labor los grupos de trabajo. El rector, Francisco González Lodeiro, ya ha dicho que no puede darles "cobijo" y recuerda que la universidad es una institución pública que tiene "como función la docencia, la enseñanza, la investigación y la extensión universitaria", informa Efe.

La asamblea exige, pese a ello, el espacio para sus grupos de trabajo y también para la "sociedad granadina", según un comunicado. La extensión del conflicto se trasladó ayer a las facultades a través de representantes del 15-M que a lo largo de la mañana realizaron campañas informativas para "recabar apoyos". Entre las actividades consensuadas en asamblea, se acordó la petición de dimisión del rector por romper el diálogo de "forma violenta" con el desalojo de lo que ellos bautizaron como "centro cívico abierto" y la prohibición de entrar, durante unas horas del miércoles, al Rectorado.

El grupo de interasambleas, según informó ayer, va a instar al resto del movimiento a seguir esta línea de exigencia de espacios públicos en el Estado. En la tarde de ayer, debatían otras propuestas para reclamar ese espacio.

La posibilidad de diálogo solo existe bajo la premisa de que no haya medidas de presión. Los indignados exigen una disculpa por el desalojo que el rector justifica por la introducción del material de obra. Lejos de acercar posturas, varios miembros del colectivo protagonizaron ayer un acto de protesta en Ciencias de la Educación con motivo de la participación del rector.

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