Un asesinato que fue "una ejecución"
La Guardia Civil acredita que la muerte de un informático en Madrid se debió a un encargo de su exesposa
"Una ejecución". Así calificó ayer la Guardia Civil el asesinato del informático Miguel Ángel Salgado Pimentel, de 37 años, ocurrida el 14 de marzo de 2007 en el garaje de su edificio, en Ciempozuelos (Madrid). La principal acusada es la exesposa del fallecido, la abogada María Dolores Martín Pozo, junto con su supuesto compinche e intermediario Eloy Sánchez Barba. El juicio se sigue en la Audiencia Provincial y los acusados se enfrentan a penas que oscilan entre los 39 y los 43 años.
El especialista de Criminalística que intervino ayer, en la cuarta sesión del juicio, dejó claro que el autor de los tres disparos que acabaron con la vida del informático le estaba esperando en un pequeño habitáculo del garaje desde el que se accede al ascensor. La víctima vio a su atacante y levantó la mano izquierda para intentar evitar el disparo. El balazo le atravesó la mano y le rozó el cuello. Salgado, ya herido, salió huyendo hacia el garaje, pero recibió otro disparo por la espalda, que le alcanzó el hombro. Cuando cayó desfallecido en las escaleras de entrada al subterráneo, boca abajo, su asesino le asestó un tercer y mortal disparo a cañón tocante, según el especialista de la Guardia Civil. Le entró por la región occipital derecha de la cabeza y le salió por la temporal izquierda. "De lo que no cabe duda es de que fue una ejecución", dijo para enfatizar el asesinato de un indefenso, no definirlo como la muerte de un reo. "Porque encontramos que el tiro de la cabeza fue disparado cuando ya se había caído, como confirma una marca del proyectil en el suelo", destacó el guardia de Criminalística.
Un detalle que también quedó confirmado ayer fue que la noche anterior al crimen alguien rompió el cristal del portal. De esta forma el asesino se aseguraba el poder entrar en el edificio cuando su víctima regresara a su domicilio.
Detrás de este crimen está la custodia de la hija del informático y de la abogada, que iba a conseguir el primero tras una demanda civil. Así lo mantiene al menos el fiscal y lo corroboró ayer un testigo, un vigilante de seguridad de los Juzgados de Familia de Madrid. Este acompañó a Salgado Pimentel el 24 de enero de 2007, cuando se estaba viendo el procedimiento por la tutela de la menor. El responsable de seguridad tuvo que subir al juzgado y acompañarle hasta la puerta. "Estaba muy nervioso. Temblaba y no dejaba de castañetear los dientes. Me dijo que tenía mucho miedo y que estaba claro que lo iban a matar", mantuvo el vigilante. Según le comentó el informático, ya habían intentado sacarle de la calzada dos veces en la M-30.
Ya en la calle le esperaban dos mujeres: su exesposa y una familiar de esta. Según la versión del testigo, no pararon de insultarle y de soltarle todo tipo de improperios. Fue entonces cuando la exmujer soltó una clara amenaza de muerte. "Le dijo muy claramente: 'Te tengo que matar, te tengo que ver muerto", mantuvo el empleado de seguridad. "El hombre estaba destrozado y dijo que eso le pasaba por luchar por su hija", añadió a renglón seguido.
El vigilante, que compareció detrás de un biombo para no ver a los tres imputados, ha recibido amenazas y llamadas de madrugada en su teléfono móvil y en el fijo de su casa.
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