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ELECCIONES 2011 | Descalabro socialista
Columna
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A este lado del espejo

Ya en mayo de 2006 alguien tan poco sospechoso como Gustavo Bueno publicaba un ensayo premonitorio, de esos que validan la definición de Whitehead según la cual la filosofía es "el intento de expresar la infinitud del universo en los términos limitados del lenguaje". El ensayo del creador del materialismo filosófico se titulaba Zapatero y el pensamiento Alicia y se subtitulaba Un Presidente en el país de las maravillas (Temas de Hoy, 2006). Gustavo Bueno expresaba la infinitud del universo zapateril como una forma de pensamiento que procede, al igual que la Alicia de Lewis Carroll, "representándose un mundo distinto del mundo real... un mundo al revés de nuestro mundo, como es propio del mundo de los espejos". Un pensamiento "que propende a confiar en que todo sucederá para bien o para mejor, o acaso no confiar en que algo pueda suceder para mal o para peor"; que "aborrece el catastrofismo"; y que se manifiesta en una "sonrisa permanente, que no llega a ser postiza del todo, sino que, y esto es lo peor, tiene mucho de sincera".

Rajoy tiene el respaldo de una amplísima mayoría que ha visto la nave al borde del encalle

Gustavo Bueno escribió su ensayo alarmado ante algunas de las iniciativas impulsadas por Rodríguez Zapatero con el apoyo acrítico de todo el Partido Socialista en los dos primeros años de su mandato, iniciativas que iban desde el reconocimiento de los derechos de los simios a la reconfiguración del concepto de España, pasando por la negociación con ETA o la alianza de las civilizaciones. Entonces no podía prever que iba a ser esa forma de actuar, representándose el mundo al revés, y en el que todo solo podía ir bien ("estamos en la Champions") o mejor ("en breve superaremos la renta per capita de Francia"), la que se iba a tener que enfrentar a una crisis económica de excepcional virulencia. Es entonces cuando la afirmación de Bueno de que "estos pensamientos Alicia pueden ser muy peligrosos en el terreno práctico" ya que "su carácter inofensivo es aparente" porque "el simplismo de los pensamientos Alicia puede llegar a ser no otra cosa sino encubrimientos de la realidad" cobró todo su sentido.

El espejo se le rompió a los socialistas en la primavera de 2010. Bastaron una reunión del Consejo de la Unión Europea y una llamada del Presidente de los Estados Unidos para que saltase hecho añicos, de forma que sin mediar apenas explicaciones la economía que iba tan bien y en la que emergían brotes verdes regados con numerosos e inútiles planes E, necesitase un tratamiento de caballo tan inverso a lo hecho hasta entonces como la realidad lo parece cuando se la observa reflejada en un espejo. Estamos, a día de hoy y como predijo el filósofo riojano, en ese punto límite a partir del cual "un gobierno simplista, inspirado por Alicia, puede dar lugar a que la nave se encalle o se estrelle". Una situación que bien se describía en alguno de los titulares de este periódico de ayer: "España no puede aguantar mucho más"; "un inicio de legislatura más difícil que en 1996"; "la recesión recibe al nuevo gobierno"...

Esta es la realidad, sin espejos por medio, que el gobierno presidido por Mariano Rajoy va a tener que afrontar desde hoy mismo, con el respaldo de una amplísima mayoría que ha visto la nave al borde del encalle. Se entiende que ante la inmensidad de la tarea que el nuevo Gobierno tiene por delante, y dada la futilidad de los mensajes de un Partido Socialista que a nivel nacional pedía el voto con el único objetivo de no romper su suelo, y a nivel gallego para alcanzar el ambicioso objetivo de superar la media de su propio partido a nivel nacional, los votantes se decantaran claramente por la opción popular.

Cuando falta poco para el cierre del escrutinio ni uno ni otro objetivo parecen haber sido alcanzados. En Galicia los tres puntos de diferencia en 2008 se han convertido en 25; el PP supera en Galicia en ocho puntos su media nacional, y el PSOE está uno por debajo sin que el BNG (que desciende levemente) se haya beneficiado de ello. Un resultado, el gallego, que, cambiando del cuento escrito por Carroll al de James Matthew Barrie (Peter Pan), debería servir para que nuestro particular Capitán Garfio repensase su estrategia al frente de la oposición, ahora que su específico cocodrilo, con el resultado obtenido como cabeza de la candidatura de Lugo, parece estar en horas bajas.

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