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ELECCIONES 2011 | Resultados por provincias

Los socialistas pierden su hegemonía en Tarragona

El PP asciende a primera fuerza en la capital

Ni los recortes sanitarios ni actuaciones controvertidas como la de la renta mínima de inserción han frenado el ascenso meteórico de Convergència i Unió en Tarragona. Los nacionalistas se convirtieron ayer en la fuerza más votada y lograron dos diputados, los mismos que el PSC y el PP, como ya preveían la mayoría de los sondeos realizados durante la campaña electoral. Estos números suponen un fuerte revés para los socialistas, que, con la peor marca de su historia, quedaron relegados a segunda fuerza en Tarragona. "Seguiremos trabajando para realizar avances sociales, pero deberemos reflexionar sobre nuestras propuestas", afirmó ayer su cabeza de lista, Francesc Vallès. Para echar más sal a la herida del PSC, el Partido Popular ascendió a primera fuerza en la ciudad de Tarragona con el 29,03% de los sufragios.

ERC e ICV-EUiA no obtuvieron ningún diputado en unas elecciones en las que la participación fue del 64,79%, ligeramente inferior a la registrada en 2008. En cuanto al Senado, CiU también escaló posiciones con el alcalde de Tortosa, Ferran Bel, al frente.

Tanto el cabeza de lista de CiU, Jordi Jané, como el del PP, Alejandro Fernández, se mostraron eufóricos. "Nuestra subida es espectacular y la victoria no es improvisada", señaló ayer Jané. Sin embargo, con el ascenso de la derecha en Tarragona resucitan de nuevo dos viejos fantasmas. El primero, el trasvase de Ebro. No figura en el programa electoral, pero la carpeta de este proyecto no está cerrada. En todos los corrillos los populares admiten que si el trasvase no se realiza en esta legislatura será por falta de presupuesto. El segundo fantasma es el de una hipotética moción de censura en el Ayuntamiento de Tarragona, que actualmente gobierna el socialista Josep Fèlix Ballesteros en minoría. La dirección de CiU dinamitó un pacto con el PP en las elecciones locales para preservar su compromiso de respetar la lista más votada. Pero los nacionalistas locales urdieron entonces un posible plan: desalojar a Ballesteros de la alcaldía tras las generales si se confirmaba el fracaso del PSOE. Ya lo hicieron en 1989.

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