Defendamos nuestra sanidad
Cuando surge un problema grave de salud acudimos a las urgencias de nuestro sistema sanitario público. Lo hacemos todos porque consideramos que es el mejor para ese tipo de situaciones y allí nos atienden por igual, independientemente de nuestra situación económica, siguiendo un criterio médico para establecer prioridades. El sistema empieza a fallar cuando se le somete a recortes. Es de interés general mantener y mejorar si cabe nuestro sistema de salud público, y resulta incomprensible que bastantes e importantes políticos estén realizando recortes en ese sistema.
Los políticos deberían saber que su función es velar por los intereses de la medicina pública, ya que la privada es eso, privada, hecha para ser rentable. Deberían saber cómo reducir el gasto público sin recortar al sistema de sanidad público ni otras prestaciones sociales. Y si tienen dudas, que se vayan, no nos representan.
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