Asia mira de reojo a la crisis europea
Las empresas quieren evitar un contagio que empañe las buenas perspectivas regionales
En la terraza con vistas al Pacífico del Sheraton Waikiki de Honolulú, el ambiente durante la cumbre empresarial de Asia-Pacífico (APEC), celebrada el pasado fin de semana, era muy distinto del que puede observarse en cualquier encuentro similar del mundo occidental. Y no solo por las características propias de un enclave eminentemente turístico. Los empresarios reunidos en la mayor de las islas del archipiélago de Hawai rezumaban optimismo en un incesante intercambio de tarjetas, en planes de posibles negocios conjuntos y un ambiente de trabajo distendido y relajado.
No les faltan motivos. La región representa el 50% del comercio mundial, y solo en 2010 recibió 620.000 millones de dólares en inversión extranjera directa. Y con potencial para ir a más. Tanto, que los empresarios de la región esperan que para 2020 la principal fuente de ingresos para sus compañías proceda de los países de Asia-Pacífico y no de las economías desarrolladas como hasta ahora, según un informe de PricewaterhouseCoopers (PwC) que se presentó en la cumbre. El 85% de los directivos empresariales consideran que la consolidación de una clase media con una importante capacidad adquisitiva les hará volverse hacia sus propios mercados. "Hacer negocio en los mercados domésticos asiáticos se está convirtiendo rápidamente en la principal fuente de crecimiento de las economías de la APEC", subrayó Dennis Nally, presidente de PwC, en la presentación de la encuesta.
Los países de la zona concentran la mitad del comercio mundial
Los directivos temen un aumento del proteccionismo por la crisis
De ahí que los presidentes y consejeros delegados participantes en la cumbre instaran a sus dirigentes a profundizar en la eliminación de barreras comerciales, avanzar en comercializaciones bilaterales y regionales, luchar contra la corrupción y apostar por la atracción de talento. Sin duda, peticiones propias de economías en plena expansión.
Sin embargo, tamaño optimismo no ocultaba un temor latente entre los participantes: el fantasma de la crisis europea. En uno de los seminarios celebrados, Craig Mundie, directivo de Microsoft y presidente de la pasada conferencia, incluyó este aspecto entre las áreas que pueden condicionar el futuro de la región. "Tenemos una profunda preocupación por la crisis europea y sus consecuencias en la economía y el desarrollo mundial. Sin duda, es necesario que tenga pronta solución". En los corrillos y en las charlas de café, todo el mundo intentaba entender qué está pasando a 14.000 kilómetros de distancia.
Javier Targhetta, vicepresidente de Freport McMoran Cooper & Gold y único español participante en la cumbre, era uno de los interrogados por otros colegas. "Es verdad que lo que pasa en la zona de Asia y Pacífico no tiene nada que ver con lo que pasa en ningún otro lugar del mundo. Las oportunidades de negocio son grandes, y las tasas de crecimiento lo confirman, aunque de forma desigual entre los distintos países, también hay que decirlo. Pero los empresarios de la región enseguida te preguntan cómo está la situación europea y cuáles son las claves. Temen el contagio a Estados Unidos y que de ahí pase a la región".
"La zona de Asia-Pacífico lo está haciendo bastante bien y se está concentrando en sus planes de futuro, pero no puede aislarse de lo que pasa en la economía mundial y, en especial, de la crisis europea", reconocía, entre reunión y reunión, Deb Henretta, presidenta de Procter & Gamble Asia.
Hasta los dirigentes políticos que acudieron al encuentro de Honolulú advirtieron que la crisis de deuda del euro era la principal amenaza a la estabilidad económica en la región. "Se mantienen significativos riesgos a la baja, incluidos los que se derivan de los retos financieros en Europa. La misión fundamental de la APEC sigue siendo, pues, la mayor integración de nuestras economías y el incremento del comercio entre nuestros países", aseveraban en el comunicado.
El temor de muchos de los empresarios de Asia-Pacífico es que esos buenos deseos no solo se queden en palabras, sino que los avances vayan en dirección contraria. "Que un escenario de debilidad económica y elevado desempleo, como el europeo, fomente un repunte del proteccionismo. Es muy difícil políticamente defender en esas condiciones que las exportaciones crearán empleo, aunque así sea. Pero, sin duda, eso hará más difícil avanzar en acuerdos de libre comercio, tanto en la región como fuera de ella", admitía Gautam Banerjee, presidente ejecutivo de PwC Singapur.
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