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Akron/Family despliega hoy en Vigo su retorno a la psicodelia

Dana Janssen, batería y vocalista de Akron/Family, reniega del freak folk en el que tantas veces los han encasillado. "Prefiero la psicodelia", zanja al otro lado del teléfono mientras prepara sus bártulos en Portland. El ciclo Heineken Music Selector les ha reservado tres fechas en España: el martes en Barcelona, el miércoles en Madrid y esta noche en La Iguana Club de Vigo (23.30 horas). Presentan su sexto álbum de estudio, el áspero, luminoso y rematadamente psicodélico S/T II: The Cosmic Birth And Journey Of Shinju, y los acompaña la banda canadiense Timber Timbre con Creep On Creepin' On, delicioso tratado de blues crujiente y rock and roll crepuscular.

"Si lo cuento, se perdería el misterio, ¿no?". Un poco tarde. La red está sembrada de notas sobre el segundo disco de Akron/Family tras la salida de Ryan Vanderhoof, que se apeó del viaje durante la grabación de Love Is Simple (2007), y en todas se habla de lo mismo: una cabaña construida junto a un volcán en Japón y una estación de tren abandonada en la ciudad de Detroit, los dos lugares en los que Janssen, Seth Olinsky y Miles Seaton escribieron y registraron su "bautismo cósmico" con el productor Chris Koltay (Atlas Sound, No Age, Liars).

"Los espacios afectan a la manera en cómo escribes", dice Dana Janssen

"La huella de los espacios es evidente", apura Janssen. "Afecta a la manera en la que escribes y en cómo te sientes, y no deja de ser una fuente de inspiración, tanto cuando tratas de hacer algo nuevo como cuando intentas simplemente combinar técnicas que has aprendido antes. De todos modos, eso es así en cualquier disco, no solamente en este". En otras palabras, es tan relevante la cabaña de Hokkaido o los fantasmas ferroviarios como la destreza en la producción de Michael Gira (Swans), con quien compartieron Akron/Family & Angels of Light en 2005.

El batería no está en guerra contra Internet, pero preferiría que S/T II: The Cosmic Birth And Journey Of Shinju girase en la espiral de un vinilo o se escuchase al menos en un CD. Cualquier cosa menos mp3. "No tengo nada en contra de los soportes digitales, pero creo que un disco te da una experiencia más completa del álbum, exige más atención". No es el único motivo: hace falta para apreciar la intrincada exhuberancia de este puñado de canciones, que combinan el áspero noise nipón con las grabaciones de campo y el culto al folk y las vocales abiertas.

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