José Félix Llopis, mecenas, diplomático y empresario

José Félix Llopis Lamela (Madrid, 1927), un gran coleccionista y mecenas, que logró una considerable fortuna en América Latina, gracias a sus negocios de perfumes y tabaco, y gran cantidad de amigos por su carácter bondadoso y amplia cultura, falleció ayer en Madrid, su ciudad natal.

En 2010 el periodista Manuel R. Mora, su gran amigo, publicó su biografía, José Félix Llopis, Violencia, perfume y humo, en la que analiza la vida de Llopis bajo esos tres prismas. Nacido en el seno de una familia republicana, cristiana y acomodada, que al producirse la sublevación franquista se exilió en Paris, José Félix se vio envuelto a lo largo de su vida en una serie de acontecimientos que marcan una biografía apasionante y azarosa.

Colaboró con la Resistencia francesa y en 1947 viajó clandestinamente a España, enviado por François Mauriac, para contactar con jóvenes católicos españoles opuestos al régimen franquista.

En el París de la posguerra entra en contacto con círculos artísticos, lo que le permite conocer a Pablo Picasso y otros grandes pintores residentes en Francia. Se traslada a Venezuela, donde trabajada como periodista de la agencia France Press. En ese país americano conoce a Christian Dior, que le nombró delegado para América Latina de esta firma de moda. Recorrió todo el continente para promocionar los productos Dior, al tiempo que empieza a comprar pintura y escultura de jóvenes artistas americanos.

Estos viajes le permitieron conocer a los principales líderes políticos americanos, pero también ser testigo de los numerosos golpes de estado que se sucedieron en los años cincuenta y sesenta. Conoció y trató a Fidel Castro, Herrera Campins, Díaz Ordaz, Torrijos, etc.

Fijó su residencia en la isla de Contadora, en Panamá, donde su casa fue frecuentada por líderes políticos como Jimmy Carter, entonces presidente, y numerosos amigos europeos y americanos del mundo de la cultura. Creó su propia empresa de fabricación de puros en la ciudad panameña de Colón, desde donde exportó el tabaco que lleva su nombre a todos los países americanos y a España.

Comenzó su labor de mecenazgo con la ayuda a pintores americano. En Contadora estableció una residencia para dar cursos de pintura a jóvenes artistas. Creó la Fundación Llopis para dar a conocer en España el arte americano. En sus últimos años fue embajador de Panamá ante la UNESCO.

Era un bon vivant, gran anfitrión, infatigable viajero, hombre generoso, que transmitía humanidad y cercanía.

El pasado viernes inauguró en la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid) la exposición "El Patrimonio fortificado. Cádiz y el Caribe: una relación transatlántica", patrocinada por su fundación.

Javier Hernández es periodista.