Ai Weiwei deposita un millón de euros para poder apelar
El disidente chino entrega una fianza y recurre la acusación de evasión
El artista y disidente chino Ai Weiwei pagó ayer una garantía de 8,45 millones de yuanes (983.200 euros) para poder luchar contra las acusaciones de evasión de impuestos de que es objeto por parte de las autoridades, ante el temor de lo que pudiera ocurrirle a su esposa y sus socios. Los responsables de la oficina de impuestos habían amenazado con trasladar el caso a la policía si no abonaba antes del 16 de noviembre los 15 millones de yuanes que le son reclamados. Ai ha depositado casi la mitad de lo reclamado en una cuenta de la oficina recaudatoria, lo que le permite luchar contra la acusación, aunque, según ha dicho, tiene pocas esperanzas de ganar el caso. Sus seguidores aseguran que todo es un montaje para castigar al artista por sus críticas al Gobierno.
30.000 personas desafían al Gobierno y ayudan al artista a pagar la garantía
Ai, de 54 años, afirma que las autoridades no le han mostrado ninguna prueba de la supuesta evasión de impuestos y que no ha podido reunirse con el director ni el contable de la compañía Beijing Fake Cultural Development, que es la que gestiona sus proyectos artísticos. La empresa es propiedad de su esposa, Lu Qing, quien es la representante legal. Pero Ai dice que nada de eso importa en China porque quienes están en el poder tienen el derecho de hacer lo que quieren.
Casi 30.000 simpatizantes han enviado a Ai Weiwei un total de 8,69 millones de yuanes para hacer frente al pago. El artista ha prometido que les devolverá el dinero. Las contribuciones económicas son una especie de voto de sanción -con nombre y apellido, en una gran parte- contra las autoridades. Algo fuera de lo común en China por el riesgo de represalias que corren quienes apoyan a los críticos contra el régimen. A petición de uno de los donantes, Ai Weiwei se ha filmado en un vídeo cantando y bailando una canción considerada un insulto por el régimen de Pekín. En el vídeo, que circula por Youtube (disponible en elpais.com) el artista entona la versión infantil de lo que se ha convertido en un himno para los internautas disidentes chinos: Cao ni ma (Caballo de barro y hierba), cuya pronunciación en chino se parece jode a tu madre y simboliza un insulto contra la censura.
Ai y sus abogados no querían depositar la garantía en la cuenta de la oficina de impuestos por temor a que esto fuera visto como una admisión de la culpa y porque piensan que, si ganasen el caso, sería difícil recuperar el dinero. A cambio, presentaron un certificado bancario de que tenían la cantidad necesaria. Esto fue rechazado por las autoridades, lo que es ilegal, según sus abogados.
El artista cree que si el caso se hubiera transferido a la policía, es posible que hubiesen detenido a su esposa y también al director de la compañía y al contable (con los que no ha podido contactar desde que fue liberado el 22 de junio). Asegura que por ello está luchando contra la acusación. La policía también podría detenerle de nuevo a él, aunque solo sea el diseñador de la compañía.
Ai Weiwei tiene 60 días para pedir que se revise el caso, pero cree que no servirá de nada. "Todo el proceso, cada paso, hasta hoy, ha sido ilegal e inaceptable. No ha habido explicación, así que es muy difícil confiar en que la apelación para que haya una revisión administrativa tenga una respuesta razonable", ha asegurado tras pagar la garantía, informa Reuters. "Incluso, aunque haya pagado el dinero, pueden detener el proceso de apelación. Incluso, aunque haya pedido una revisión administrativa, pueden ignorarme. No tenemos esperanzas. Lo único que podemos hacer ahora es que este asunto sea abierto, que el público lo pueda ver". El artista cree que Pekín ha ido contra él "por motivos políticos".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.