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Crisis política en el sur de Europa

Bruselas sigue con impotencia la crisis

La Comisión Europea se limita a sugerir la pertinencia del consenso

Bruselas sigue con preocupación y la impotencia de quien no puede influir en los tiempos políticos la crisis griega, donde ayer parecía apuntarse un nuevo intento de encarrilar la situación antes de que todo volviera a emborronarse, y la de Italia, donde el anuncio de la salida de Silvio Berlusconi, lejos de aplacar a los mercados, ha disparado el diferencial con el bono alemán por encima de los 500 puntos básicos y llevado el tipo de interés por la deuda a 10 años más allá del 7%. El vicepresidente de la Comisión y comisario del euro, Olli Rehn, "estaba preocupado ayer y sigue estando preocupado hoy", comentó su portavoz en referencia a Italia.

Las instituciones europeas poco pueden hacer sobre los Gobiernos más allá de presionarles para que cumplan cuanto antes los regímenes de adelgazamiento y reestructuración pautados y alcanzados de común acuerdo. Yorgos Papandreu se atrevió a tomar una iniciativa unilateral con el amago del referéndum y tuvieron que ser Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, no las instituciones europeas, quienes le hicieran entrar en razón en Cannes: si había referéndum debería ser para salir de la zona euro.

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Rehn habló el martes de que "Grecia rompió unilateralmente la confianza con la convocatoria del referéndum y ahora tiene que restaurarla", lo que se traduce en la exigencia de que el Gobierno entrante confirme por escrito que cumplirá lo pactado, demanda que Atenas ve humillante, y en la aplicación sin dilación de las medidas correspondientes.

Con respecto a Italia, convertida en problema de consecuencias mucho más graves en su calidad de tercera economía de la eurozona, el vicepresidente Rehn solo pudo reiterar ayer, mediante un portavoz, que seguía tan preocupado como la víspera. La Comisión no tiene con Roma la superioridad de que goza ante Atenas porque Italia no ha recibido asistencia financiera y tiene una economía solvente, así que las posiciones públicas de Bruselas se limitan a sugerir la pertinencia de alcanzar un consenso amplio ante las reformas que vienen, como ha apuntado Rehn. En la sala de prensa de la Comisión, y entre portavoces que no pueden dar opiniones, hizo ayer una rápida comparecencia el comisario italiano de Industria y berlusconiano de la primera hora Antonio Tajani. Acudió para presentar un plan para que las pymes europeas trasciendan sus mercados nacionales.

Se le preguntó al también vicepresidente de la Comisión si el marasmo que vive Italia no es imputable a la falta de credibilidad de Berlusconi. "El problema de Italia no es un problema personal", respondió Tajani sin citar al primer ministro. "Es un problema de la economía italiana. Es importante que Italia respete la carta firmada por el Gobierno italiano. Es importante mejorar a corto plazo la política económica".

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