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Delors ilumina el Kursaal

El expresidente de la Comisión Europea recibe un emotivo homenaje por su aportación a la educación - Celaá ensalza sus virtudes políticas y humanistas

Abrumado y feliz por los elogios a su persona, el expresidente de la Comisión Europea Jacques Delors (París, 1925) recibió ayer en el Kursaal de San Sebastián un emotivo homenaje por su humanismo y tenacidad al demostrar que es posible un mundo más justo y más tolerante en el que la educación resulta clave. El acto, organizado por el Gobierno vasco en el marco del congreso sobre aprendizaje a lo largo de la vida que se clausura hoy, se convirtió además en un reconocimiento a la labor de Delors como uno de los artífices de la construcción de Europa.

Acompañado por la consejera de Educación, Isabel Celaá, y por Eneko Landaburu, embajador jefe de la delegación de la Comisión Europea en Marruecos, Delors se deshizo en elogios hacia el País Vasco. "No solo me casé con una mujer de Zuberoa; mis lazos con el País Vasco son numerosos. Siempre he admirado la fidelidad a las raíces, el valor ante las pruebas difíciles y el esfuerzo por la innovación y el trabajo de los vascos", destacó.

"Siempre he admirado el trabajo de los vascos", destacó Delors

El presidente de la Comisión Europea entre 1985 y 1995 hizo una reflexión sobre el proceso de paz y el nuevo escenario político y social sin ETA: "Alguien tiene que hacer un gesto para buscar una coexistencia que permita encontrar de nuevo, en los fundamentos del humanismo, el entendimiento mutuo que se necesita en el tan importante momento histórico actual".

En un gesto cargado de simbolismo, Celaá entregó a Delors varios obsequios entre los que se encontraba una argizaiola (tabla de cera para alumbrar). Un objeto tradicional vasco cargado de religiosidad. La consejera de Educación destacó las virtudes de uno de los padres fundadores de la UE como pensador y político. "Un hombre que a lo largo de su carrera ha hecho gala en su larga trayectoria política de que la educación y el conocimiento son los auténticos motores de la historia. Los artífices del cambio humano y la garantía de su progreso", afirmó.

Celaá aseguró que Delors sin proponérselo se ha convertido para todos en una de las voces claves de la conciencia europea. "En las horas difíciles que vive la Europa actual muchas miradas se han vuelto hacia él en busca de consejo y de luz. Jacques Delors es hombre parco en palabras, pero ha dejado entrever su pensamiento y también su temor ante la deriva de Europa", apuntó.

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Eneko Landaburu, colaborador y amigo de Delors, habló del "orgullo" de participar como vasco en el homenaje que le brindaba el Ejecutivo autónomo y recordó el papel decisivo que jugó en la adhesión de España a la Unión Europea.

"Al ayudarnos a entrar en Europa nos permitió tener la capacidad como vascos de entrar en una realidad de consolidación de la democracia, de apertura al mundo que no lo teníamos tanto únicamente en el marco del Estado español", afirmó.

"Se merece el premio porque es verdad que es parte de esos hombres del siglo XX y XXI, humanistas, personas de convicciones muy profundas que son capaces de cambiar la realidad por esa fuerza moral de que la humanidad puede cambiar a mejor", añadió.

Delors no dejó pasar la oportunidad para recalcar que Europa necesita recuperar la esencia de unidad con la que se construyó hace ya seis décadas. "Hace falta hombres y mujeres que hagan revivir los principios de igualdad", señaló a la vez que advirtió de que falta una gobernanza política "más firme y cohesionada".

El gesto ceremonioso de un aurresku puso el punto final al acto central de un congreso que ha ensalzado la educación como pilar para afrontar el futuro. "Más que nunca hay que aprender a ser y a convivir para que cada uno encuentre su tesoro y tener una buena vida", recomendó Delors.

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