Veinte años de proceso de paz
Hace 20 años yo llegaba a la capital de España desde Jerusalén como miembro de la delegación que representó a Palestina en la Conferencia de Paz de Madrid. Kefiya en el cuello, terno y corbata, nuestra delegación traía consigo la brisa libertaria de la primera Intifada, con un pueblo entero en las calles gritando su independencia.
En 1988, nosotros ya habíamos reconocido al Estado de Israel sobre el 78% de la Palestina histórica, declarando nuestro Estado, bajo ocupación, sobre solo el 22% restante. Ese compromiso histórico hizo que la parte palestina se convirtiera en la primera en defender la solución de los dos Estados. Aceptando las resoluciones del Consejo de Seguridad 242 y 338, Palestina facilitaba el inicio de un proceso de paz.
Los palestinos hemos cumplido nuestras promesas, Israel no. Ahora, el mundo debe responder
Para la conferencia, España fue mucho más que un simple anfitrión. Abrió la puerta hacia la paz, mostrándonos una luz de esperanza. Su posición, junto a un carismático secretario de Estado norteamericano James Baker, y un compromiso activo del mundo árabe, fueron claves para generar el proceso político necesario para lograr una paz justa, duradera y basada en el derecho internacional.
Las delegaciones aceptaron en Madrid que el objetivo del proceso de paz sería avanzar hacia dos Estados, Israel y Palestina, basándose en las fronteras de 1967 y con la fórmula de "paz por tierra", así como una solución justa y basada en la legalidad internacional a la situación de los refugiados palestinos. Acordamos términos de referencia claros, basados en las resoluciones del Consejo de Seguridad 242 y 338, que hablan de la frontera de 1967 y de la ilegalidad de la toma de territorios por la fuerza. Los palestinos creíamos que este proceso podría pavimentar el camino hacia nuestra libertad.
Veinte años después, no puedo decir que hayamos cumplido nuestro objetivo. El proceso de paz fue utilizado como la cobertura para un incremento sin precedentes en la empresa colonial israelí. Como prueba, el número de colonos en el territorio palestino ocupado se ha triplicado prácticamente desde entonces, así como el control israelí sobre nuestras vidas es significativamente mayor.
Muchos en Palestina y en el mundo han perdido la fe en ese proceso de paz. Yo entiendo esta frustración, pero el fracaso no se debe a la negociación en sí, sino a la forma en que se llevó a cabo.
Hace 20 años, Estados Unidos se declaró "mediador honesto para intentar resolver el conflicto árabe-israelí". Esa frase se leía en una carta enviada al equipo negociador palestino el 18 de octubre de 1991, e incluía el rechazo a las acciones israelíes sobre la Jerusalén Oriental ocupada y a toda la política de colonización, y la "creencia de que los palestinos deben lograr total control sobre sus decisiones políticas, económicas y cualquier otra que afecte sus vidas".
Desafortunadamente, durante 20 años, la comunidad internacional, especialmente el mediador, nos exigió acomodarnos a la intransigencia de la potencia ocupante. Mientras tanto, Israel aceleró la colonización. Esa cultura de impunidad se debe a que Israel continúa siendo tratado como un Estado por encima de la ley, mientras se beneficia de la explotación ilegal del territorio ocupando. Todo ello justificado bajo la lógica de un "proceso de paz".
Nosotros hemos cumplido nuestras promesas, Israel no. ¿Cuál es la reacción internacional? Más comunicados de prensa y nuevos llamamientos a "más negociaciones". ¿Es esa la forma en que el mundo pretende que Israel tome seriamente el proceso de paz? Se ha señalado que Palestina está lista para la independencia, pero cuando pedimos el reconocimiento y nuestra admisión en la ONU, una parte de la comunidad internacional tomó una posición que es inconsistente con la voluntad de sus pueblos.
No entendemos por qué Europa, y particularmente España, no han reconocido aún el Estado palestino, o por qué algunos de sus representantes incluso votaron en contra de nuestro ingreso en la Unesco. ¿Qué clase de mensaje intentan dar, que, independientemente de lo que intentemos, nuestra libertad ha de seguir estando condicionada a la voluntad de Israel?
Esa voluntad no ha de cambiar bajo el actual orden. La comunidad internacional no ha sido efectiva en detener la política de colonización y la violación sistemática de los derechos del pueblo palestino realizadas por Israel. Nuestro plan de lograr reconocimiento al ingresar en la ONU y otras organizaciones, pretende romper el statu quo, realineando cualquier futuro proceso de negociación con la legalidad internacional.
A veces la verdad es dura: en muy poco tiempo, la solución de dos Estados no va a ser viable debido a la política de colonización israelí.
Como dijo el presidente Mahmud Abbas en su discurso en Naciones Unidas, estamos frente a un momento de la verdad. Si el mundo realmente cree en una solución de dos Estados, debe empezar por el reconocimiento del Estado de Palestina sobre las fronteras de 1967 y apoyar su admisión en Naciones Unidas.
Veinte años después de iniciado el proceso de paz, nuestro pueblo aún vive bajo la humillación de la ocupación militar más antigua de la historia moderna. Es tiempo más que debido para tomar decisiones. Nosotros hemos sido claros, ha llegado el momento de que el mundo responda.
Saeb Erakat es jefe negociador palestino.
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