Una conmemoración
Entre las celebraciones de los primeros 40 años en escena de PTV, se ha puesto en pie de nuevo, en lectura dramatizada, uno de los textos mayores de la compañía, Adultos, que si no recuerdo mal recibió el Premio al Mejor Texto de Teatres de la Generalitat. Esta reposición de aniversario es tal vez más oportuna que nunca, si se considera que el tiempo no ha dejado de darle razón y vigencia, y que se representó prácticamente en la noche de Todos los Santos.
La trama es muy sencilla en apariencia, pero funciona un tanto a modo de los vasos comunicantes. Una especie de indigente muy experimentado y dotado para los juegos intencionados de palabras anda por el escenario como el que habla solo tomando su caldito calentito, mientras muy cerca de él tiene lugar una especie de ceremonia fúnebre en la que ante féretro muy apañadito una pareja de entusiastas empalagosos van desgranando la valedictoria al presunto muerto. El indigente perora con sentido y diversión, la pareja encomiástica va desgranando su ampuloso discurso sobre el supuesto fallecido. Y poco a poco, en una progresión dramática bien medida, el espectador va descubriendo que el féretro no es otra cosa que el ataúd dispuesto para el indigente a fin de que deje de molestar.
Todo ello envuelto en una locuacidad muy ingeniosa, a veces con más fortuna que en otras, pero siempre eficaces y, en muchas ocasiones, divertidas. Eduardo Zamanillo hace un indigente fingido con mucha propiedad y desenvoltura prosódica, mientras Amparo Mayor y Francesc Alegre lo secundan con eficacia. Y ahora, PTV, ¡a por los próximos 40 años, que para entonces ya habrá terminado la crisis!
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