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cine

Un templo de religión cinéfila llamado Paraíso

En plena crisis de las salas, un empresario intrépido nacido entre celuloide reabre un gran cine abandonado

Patricia Ortega Dolz

Dice que prácticamente nació en un cine de Navalperal de Pinares, hace "más de 70 años"; y que le salieron los dientes manejando películas en las salas que su familia tenía en aquel pueblo de Ávila. Lo de crecer entre cintas de celuloide ("que son altamente inflamables") ha marcado su vida y sus coqueteos con el riesgo.

Aunque el empresario José Gago se vino a Madrid a estudiar Ciencias, acabó haciendo experimentos cinematográficos mucho más inflamables, como montar en los años sesenta una de las primeras salas de pruebas de cine, Boga Films, en el número 14 de la calle de Carretas. Y después, en los setenta, el Pequeño Cine Estudio ("La sala más antigua en versión original que permanece abierta hasta el día de hoy", dice). Luego se metió en distintas sociedades relacionadas con laboratorios de cine y materiales técnicos ad hoc. Y hace dos semanas, insaciable, abrió unos cines, mientras en el resto del mundo los cierran y los convierten en centros comerciales.

Gago acaba de invertir más de un millón de euros en recuperar un antiguo cine que se alquilaba con cualquier posible uso. "Siempre fui contrario a la ley de cambio de uso, fue un atentado a la cultura, los cines deben seguir siendo cines. Como mucho, teatros o espacios destinados a la exhibición cultural", defiende con pura religión cinéfila.

Lo cierto es que lo de este hombre es algo más que una forma de pensar o una cuestión de fe, porque los cines Paraíso abrieron hace dos semanas en la calle de Nuria, 27, en el barrio de Mirasierra. "Aunque suene a tópico, es un pequeño guiño a la película Cinema Paradiso", cuenta. Y templo frente a templo: justo al otro lado de la calle está la iglesia.

Surge así un nuevo centro de peregrinaje en un barrio bastante señorial, conformado por chalés y urbanizaciones, en el que hasta ahora no había ningún cine (el más cercano era el del centro comercial de La Vaguada). "Desde que abrimos hace dos semanas, no nos podemos quejar", comenta Gago que, por supuesto, como buen cinéfilo, ha apostado también por la versión original: "Soy un defensor a ultranza del cine en V. O., es el Cine con mayúsculas y, si se hubiera promovido, en este país se hablarían más lenguas".

Pero no todas las películas son en V. O. "De momento estamos intentando que haya cine para todo tipo de públicos y edades, estamos probándonos".

Las antiguas salas abandonadas que encontraron allí Gago y su familia (su hija Natalia y su sobrino Javier) hace un año se han convertido, con la ayuda del arquitecto e interiorista Francisco Moya, en un nuevo templo cinematográfico, con un divertido estilo retro. El cartel de la entrada recuerda a los neones americanos de Las Vegas. Y la decoración interior, con su "cielo de estrellas" y su barra con antiguos carteles de la Coca-Cola, es también de un estilo muy años cincuenta.

A la entrada un gran vestíbulo y una amplia escalera central que se bifurca, a derecha e izquierda, hacia las dos salas gemelas de 180 localidades cada una que están en el primer piso. Desde la barandilla ovalada que perimetra toda esa primera planta, se puede ver la escalinata de entrada del cine.

Las salas, tipo anfiteatro, cuentan con la mejor tecnología analógica. No obstante, los proyectores digitales ya están preparados para sumarse al proceso de digitalización que se extenderá por todas las salas del mundo a partir de 2013. Entretanto, Transgression, Nannerl, la hermana de Mozart, Cars (2) y Phineas y Ferb, ya en sus pantallas.

José Gago, en la primera planta de sus cines Paraíso.
José Gago, en la primera planta de sus cines Paraíso.LUIS SEVILLANO
Vista de las nuevas salas abiertas en Mirasierra.
Vista de las nuevas salas abiertas en Mirasierra.LUIS SEVILLANO

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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