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Reportaje:FÚTBOL | Undécima jornada de Liga

Defensas 'brasileños'

El central Íñigo Martínez, la revelación de la Real, y el lateral Estrada han marcado cuatro de los nueve goles del conjunto guipuzcoano

Íñigo Martínez tiene 20 años y un conflicto sin resolver con la fortuna. Es un defensa y es un goleador, pero su equipo ha encajado muchos goles y él ha marcado goles fantásticos... que no han servido para sumar puntos. El chico es vizcaíno de Ondarroa, lugar fronterizo con Gipuzkoa, y a cada campo al que acude deja un recuerdo, quizás imborrable, en el entrenador rival. Que si su pierna izquierda, que si el golpeo del balón, que si su atrevimiento, que si su capacidad para sacar el balón jugado desde atrás, que si su llegada... Pero de momento el destino le ha deparado un placer efímero. Marca, disfruta y luego, con el equipo, se lamenta del final de la película. A él le va bien, al equipo no. Mal asunto.

Algo raro pasa en la Real cuando de los nueve goles conseguidos, cuatro los han logrado dos defensas, Íñigo Martínez, titular indiscutible, y Estrada, un suplente que ocupa lugares ocasionales. Lo cierto es que la Real, que se enfrenta a un Madrid voraz, tiene pocos argumentos ofensivos. De sus nueve goles, cuatro los ha marcado su nueve, Agirretxe, ahora de secano, otros cuatro sus defensas y el restante un mediocampista (Griezmann).

Algo no funciona en el equipo de Montanier, que no encuentra alternativas goleadoras por más que va rotando sus delanteros, jugadores de poco peso específico (Vela, Ifrán) y prescindiendo de Llorente, al que en los segundos tiempos reclama la grada insistentemente.

El problema es qué ocurre cuando tu mejor argumento atacante es la defensa y cuando tu principal problema es la defensa (13 goles encajados). Y cuando viene un Madrid implacable, con un potencial ofensivo de los que intimidan. Montanier, el técnico, irradia tranquilidad. Discutido por los resultados y enclaustrado en los entrenamientos a puerta cerrada, acude a los lugares comunes. "No veo imposible dar la campanada contra el Real Madrid. Este partido es un reto para los jugadores y para el entrador", aseguró ayer.

La imagen de la igualada ante el Barça perdura en Anoeta. Lo que ocurre es que entonces el equipo estaba enrachado y Agirretxe se había convertido en una referencia. Ahora el equipo apenas suma un punto de los últimos 15 y sus goleadores son defensas.

Íñigo Martínez es el baluarte que encandila a la parroquia de San Sebastián. Surgido del Aurrera de Ondarroa, miraba geográficamente a ambos lados de la frontera: con un ojo a Bizkaia, con otro a Gipuzkoa (de hecho el Aurrera suele jugar la competición guipuzcoana por razones de cercanía). El ojo de la Real puso su pupila en él y lo fichó en edad de cadete. Hoy es el estandarte del futuro: un central zurdo, con buen toque y desparpajo marinero que se enfrenta a la armada invencible del Real Madrid. Sus 181 centímetros se medirán a la musculatura de Benzema o Higuaín, o de Cristiano cuando enfila la diagonal o la línea recta. Sus 20 años no parecen mayor problema que la falta de partidos importantes. Quizás un hándicap en un encuentro de altura. Pero a cambio el Madrid debería sentirse preocupado de su eficacia rematadora: su golpeo le permite esperar los rechaces, aceptar cualquier disparo, incorporarse a cualquier jugada. El muchacho ha sentado a un presunto intocable como Mikel González, un central clásico, y su progresión anuncia un buen futuro.

Hoy le espera una armada que le exige un sistema precautorio. A él y a toda la línea defensiva de la Real. Pero es indudable que desde atrás llegan los goles realistas. El centro del campo se antoja un tanto acomodaticio: muy de salón de estar en cuanto al ataque y poco entregado a las tareas defensivas. Xabi Prieto, el líder, la figura, no encuentra su paso. Y cuando eso ocurre llega la responsabilidad a la defensa. Íñigo Martínez es el peligro del Madrid, por su descaro, por su contundencia. "¿Y por qué no?", se pregunta Montanier, emulando a Mourinho.

Íñigo Martínez.
Íñigo Martínez.A. ZABALO (CORDON)

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