"En España los mafiosos viven muy bien"
Lo primero que llama la atención mientras Francesco Forgione pasea por el centro de Madrid es que va solo. Detrás de él no están los policías que le acompañan siempre en Italia desde que en 1995 la Cosa Nostra le amenazó por primera vez. "Aquí no me hace falta. La mafia mata en su territorio; es una forma de mostrar su poder".
Le gusta tan poco hablar de esta condición de escoltado, que casi se enfada cuando se le pregunta al respecto. Ni la "emoción" por la exquisitez del rabo de toro elegido en el restaurante endulza la respuesta del que entre 2006 y 2008 fue el presidente de la comisión antimafia del Parlamento italiano: "No me gusta convertir en espectáculo la seguridad. Es una privación de libertad, pero quien lucha contra la mafia no es un héroe. No se puede tener escolta y enseñarla en televisión".
Entre 2006 y 2008 presidió la comisión antimafia del Parlamento italiano
La alusión, y Forgione lo dice sin tapujos, es al escritor Roberto Saviano, que recientemente apareció en un programa de televisión con sus ángeles de la guarda: "Miles de personas desafían cada día a la mafia con sus acciones y no tienen escoltas. A la lucha contra la mafia no le hacen falta superpolíticos, superjueces o superescritores; necesita personas normales".
Él dice creer en una "antimafia social", que luche donde es más difícil, allí donde las mafias se esconden entre los pliegues de la normalidad: las inversiones de grandes capitales que blanquean el dinero del negocio criminal, en un territorio transnacional en el que no hace falta "ensangrentar las calles". Como en España. "No es un país mafioso, pero aquí los mafiosos viven muy bien. Hay unas leyes que favorecen el lavado de dinero. Y para cualquier mafia que se ocupa del tráfico de droga, España es un sitio obligado, el cruce entre Europa, Sudamérica y África", asegura, preocupado por la escasa alarma social. "Es el primer país por presencia de fugados italianos y por detenciones de mafiosos (grandes capos de la Camorra y de la 'Ndrangheta, la mafia calabresa) en el extranjero".
En su libro Mafia Export (Anagrama) usa esta imagen: en el grupo operativo antidroga (GOA) más importante de Italia, en la sala de las escuchas no hay una cartografía de la bota, sino un megamapa de España con muchas banderitas, la mayoría en el sur y algunas en la Costa Brava. "Eso altera la economía. Se cree que llega su dinero, pero no los mafiosos. Y no es así".
La sede del GOA está en Catanzaro, su ciudad natal, en la sureña región de Calabria. El chorizo que acaba de saborear le recuerda al de allí, herencia de la dominación española. Ser calabrés le ha ayudado a entender el fenómeno criminal "porque la mafia la tienes que respirar, mirar a los ojos, oír en los silencios".
Tras la primera victoria electoral de Berlusconi en 1994, Refundación Comunista, uno de los herederos del Partido Comunista Italiano, le pidió que fuera a Sicilia a dirigir la formación. "La mafia se había posicionado. Berlusconi ganó en la región en todos los colegios". 16 años después, solo lamenta "haber perdido cosas importantes" por anteponer el empeño público a la vida privada. "Mi madre me repite: 'Te casaste con la política y fue un problema; luego te casaste con la antimafia y fue un problema doble". Dice que le hubiera gustado tener un hijo. "Pero tengo 51 años, igual aún me da tiempo". Se ríe.
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