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La política de los presos complicará el consenso en la ronda del 'lehendakari'

PSE y PP priorizan la convivencia y la concordia sobre los cambios penitenciarios

El nuevo escenario de paz en Euskadi se ha reducido a una cuestión de velocidades. El dilema entre los dos bloques -nacionalistas y abertzales, de un lado, y PSE y PP, de otro- configurados con una apresurada rapidez tras el anuncio del cese definitivo de ETA surge en torno a la política penitenciaria. En esencia todo se reduce a qué se puede hacer para favorecer la política de reinserción.

Ayer mismo, en los actos electorales de los principales partidos, volvió a escenificarse la doble velocidad que se plantea ante la nueva situación que se deriva del comunicado final de ETA. De un lado, el PSE-EE insiste en la hoja de ruta del lehendakari, Patxi López, que prioriza la consecución de un escenario de convivencia y concordia antes de abordar las reivindicaciones que abandera la izquierda abertzale. A este empeño se refirió ayer Ramón Jáuregui, ministro de la Presidencia y candidato socialista por Álava ante el 20-N, cuando reclamó "ayuda" a López para contribuir a "la paz y la convivencia democrática".

La voluntad de los populares se antoja definitiva en el nuevo escenario

Pero desde la otra parte de la barrera, el PNV entiende que hay un camino por recorrer en materia de política penitenciaria que, subrayan desde el EBB, no tiene que estar supeditado a las gestiones del lehendakari en materia de convivencia a partir de la ronda que se escenificará esta semana. De hecho, como aventuró ayer en Vitoria Josu Erkoreka, se han acabado las razones de excepcionalidad para justificar que los presos de ETA sufran un tratato discriminatorio en relación a los internos comunes. Se trata de un argumento al que ayer se refería ya el PNV en la información que avanzaba este diario sobre la voluntad de los partidos cuando sean recibidos por López.

Y es que la cuestión de los presos es el punto de referencia para el ámbito abertzale a partir de la consecución de la paz. Desde la izquierda radical, las cuestiones de la convivencia y la concordia nunca han formado parte del dilema del conflicto. Para los abertzales, el debate se enmarca en la búsqueda de soluciones sobre el derecho de autodeterminación -la independencia, vaya- y la salida de los presos de ETA. El PNV lo secundará, pero en paralelo será contundente en la defensa de las víctimas y en el ansia de un escenario de concordia.

Así las cosas, queda por conocer la voluntad del PP, convertido en un elemento desequilibrante del arquetipo político que se intenta dibujar en Euskadi para un futuro inmediato. Los populares, desde la llegada de Antonio Basagoiti, se han hecho con un discurso propio que les aleja del españolismo despectivo al que se les asociaba en tiempos de Mayor Oreja y María San Gil. En su articulado, el PP vasco rechaza cualquier toma de decisión condicionada por las urgencias de la izquierda radical. Es por ello que advierten al lehendakari de que no se deje llevar por las prisas que se aprecian en el entorno abertzale y que era una constante entre sus principales representantes durante la multitudinaria manifestación de pasado sábado, en Bilbao.

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En este escenario, Patxi López aborda su reto más comprometido porque dentro del partido hay voces que le apelan a mostrar "coraje" ante la situación que se avecina, como decía el pasado sábado un candidato socialista al 20-N, habida cuenta de que "no debemos nada a nadie y nuestro sacrificio durante años nos proporciona la legitimidad suficiente para tomar decisiones sin estar pendientes de nada ni de nadie", decía otra de las fuentes socialistas consultadas. Sin embargo, el lehendakari es consciente de que todo su empeño, reflejado en el decálogo que llevó al Parlamento, necesita de otros compañeros de viaje y es aquí donde PP y PNV le exhibirán sus condiciones.

De izquierda a derecha, Iñaki Gerenabarrena, Josu Erkoreka y Emilio Olabarria, ayer en un acto del PNV en Vitoria.
De izquierda a derecha, Iñaki Gerenabarrena, Josu Erkoreka y Emilio Olabarria, ayer en un acto del PNV en Vitoria.DAVID AGUILAR (EFE)

La euforia 'abertzale'

La masiva respuesta a la marcha del pasado sábado en favor de una solución para Euskal Herria ha elevado la euforia en el seno de la izquierda abertzale . Ya durante el transcurso de la manifestación en Bilbao varios dirigentes de la antigua Batasuna admitieron su optimismo sobre el resultado de las próximas elecciones generales del próximo 20-N sobre el contexto de la nueva situación derivada del cese definitivo de ETA.

Como ya es conocido, en el entorno radical se da "por hecho" que Amaiur dispondrá de grupo propio en el Congreso a partir de la próxima legislatura. Los dirigentes abertzales tienen metabolizado un nuevo triunfo en Gipuzkoa, como ya ocurrió en los comicios locales y forales de mayo aprovechándose de la ola de popularidad de la que disfrutan. A su vez, según las estimaciones de que disponen, dejan abierta la posibilidad a la consecución de un segundo escaño en Bizkaia que, de paso, podría comprometer seriamente la suerte de los números dos de PSE-EE y PP, así como de sus fundadas opciones, dicen, para arrancar un escaño en Álava que comprometería sobre todo el futuro de Emilio Olabarria, cabeza de lista del PNV.

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