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Entrevista:EXTRAÑOS EN LA GRADA | AGUSTÍN DÍAZ YANES | FUERA DE JUEGO

"Los futbolistas son gente muy rara"

Juan Cruz

Agustín Díaz Yanes, el director de cine, autor, por ejemplo, de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto y de Alatriste, es taurino y futbolístico, y jugó al baloncesto. Ahora el toro es ahora más que el fútbol en sus pasiones de graderío, el baloncesto es una pasión hibernada y tan solo se desplazaría, y de hecho se desplaza, a cualquier sitio si se lo pide la lidia. ¿Y por qué el fútbol se ha ido al fondo de sus pasiones? "Porque ahora es una bobada entre dos equipos, el Barcelona y el Real Madrid, y los demás son comparsas".

Ayer estaba conturbado por la noticia de la muerte de Antoñete: "El torero más importante de mi vida". Emocionado aún por la despedida del diestro al que más admiró, añadió el cineasta: "Y en su mano izquierda estaba el paraíso".

El toro. Ese es el rey de su corazón de aficionado. Él no ha sido torero. "Qué más habría querido", dice. Pero lo fue su padre. Y esa afición se lleva en la sangre como una pasión adolescente jamás olvidada: "El toro me da todo. Y con la edad me siento más aficionado. La fiesta, siendo atacada por algunos sectores, está en peligro en ciertos sitios y a lo mejor esa persecución a la que asistimos me confirma más en las virtudes del toreo".

El toreo no solo depende del torero, claro, "y hay muy buenos toreros". El problema, explica Agustín, a quienes todos llaman Tano, "es el toro". "Aquí no lo acabamos de definir", asegura; "es un animal genéticamente criado para este fin, para ser lidiado. Hemos de buscar un toro más agresivo, más fiero, que también embista, pero no se ha conseguido aún ese modelo".

¿Y el torero? "Ha evolucionado tanto la técnica del toreo que quien lo practica bien puede llegar ahora a una rara perfección. Estamos, en todo caso, en un momento de cambio. Y el resultado de los cambios no se puede prever. Los toreros están adquiriendo una técnica muy buena, pero el toro todavía ha de acomodarse a esas cualidades de los nuevos toreros. Porque, ya digo, el toro de lidia aún no se acaba de definir".

Díaz Yanes es un aficionado de la grada, pero también de la televisión: "No me pierdo las corridas de Canal+. Ahí estoy pendiente de las retransmisiones de Manolo Molés". Sus toreros son incontables, pero desgrana unos cuantos nombres: "Enrique Ponce, Morante de la Puebla, José Mari Manzanares, El Juli, Talabante...".

¿Y José Tomás? "Últimamente, no lo he visto. Ha actuado en plazas que no estaban a mi alcance y tampoco televisan sus corridas, así que lo he visto muy poco estos últimos años. Pero me parece un torero extraordinario, cómo no", advierte. Y Antoñete, un punto y aparte: "En su mano izquierda estaba el paraíso".

A esa emoción no le lleva el fútbol. Su corazón es rojiblanco, del Atlético. Pero ahora los decibelios de ese ruido cardiaco se han atenuado mucho. Porque el fútbol no es lo que era. "César Menotti decía hace poco en EL PAÍS que al pueblo le han quitado el fútbol como se lo han quitado casi todo. Y el fútbol es ahora una bobada entre dos equipos, el Barça y el Madrid. La incertidumbre es sobre los goles que les meten a los demás. Y eso es aburridísimo", afirma.

Ese fenómeno del fútbol como aburrimiento entre pocos "se ha trasladado a Europa, donde cuatro o cinco equipos cortan el bacalao". Se ha convertido "en un deporte muy rarito", muy alejado de aquel que veíamos "de niños". Cómo va a decir Díaz Yanes que no le gustan el Barça o el Madrid: "Me gustan mucho. Juegan un buen fútbol. Pero lo que se ha limado es la competición". ¿Y los futbolistas, Tano?: "Ah, ahí es donde hay más rarezas. Es gente muy rara. Los futbolistas parecen personas separadas de la sociedad. Dicen cosas raras, alejadas de lo que le importa a la gente. Viven en un mundo extraño. No tienen que ver con el género humano que ahora siente y padece".

El Atlético es su camiseta y su punto de vista como espectador en el graderío. Ahora lo ve "como siempre, empezando bien, pegando un parón... Es algo genético. Siempre se produce este tipo de parones que impiden que el equipo consolide una manera de ser, que se haga un conjunto con presente y con futuro".

¿Y el graderío? "Cada vez voy menos", confiesa; "íbamos los amigos a animar al equipo, pero ya no voy. No sé por qué. A los toros voy cada vez que me late, pero es que el fútbol ya me late menos. No me gustan esas aglomeraciones de las entradas y las salidas, ciertas actitudes, algunos gritos... Pero sé que es mejor verlo ahí, en el campo, que asistir a los partidos desde la televisión. Quizá también es que la edad me ha hecho ahora un poco más vago".

Tano tiene 61 años. Lo ves comprando en el mercado de su barrio. Camina a zancadas con una increíble vitalidad. Como Kim de la India, es el amigo de todo el mundo. Ayer estaba particularmente triste. Se le fue su ídolo, "la mano izquierda del paraíso".

TOMÁS ONDARRA

Tano y los dioses

A Tano Díaz Yanes, el director de Sin noticias de Dios,

le parece que Dios,

en el fútbol, es Maradona.

"De Di Stéfano

casi no me acuerdo, no lo vi jugar; a Pelé no lo vimos

por aquí y a Cruyff lo vi poco. Pero de todos los futbolistas

que he visto Dios es Maradona. Era un mago.

Hacía cosas que los demás

no hacían. Convirtió

en interesantes a equipos vulgares como el Nápoles

o la selección argentina,

que no tenían nada que hacer hasta que llegó con su magia. Tenía la personalidad estrambótica del genio. Era

la personificación del último jugador de barrio".

¿Y ahora? "Hombre, Iniesta. '¿Viste su gol del otro día

al Viktoria Plzen?' Un jugador extraordinario y el menos raro de todos los futbolistas". Pero nadie es nada para Tano al lado de Antoñete, su admirado torero muerto anteayer.

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