Manfred Gerlach, último presidente de la RDA
Fue el único jefe de Estado no comunista de la exrepública
Fue el último jefe de Estado de la República Democrática Alemana (RDA). Entre 1967 y 1990, Manfred Gerlach fue también presidente del Partido Liberal Democrático LDPD. Como miembro del Frente Nacional de la RDA, el LDPD era uno de los Partidos del Bloque -agrupaciones políticas minoritarias que gravitaban en la órbita del comunismo oficial- y formaba así parte del entramado que sostenía el régimen. Lideró por cuatro meses la moribunda república, después de la dimisión en diciembre de 1989 del último presidente del Consejo de Estado que perteneció al omnímodo Partido de Unificación Socialista (SED), Egon Krenz. Gerlach tuvo que dejar el puesto tras las primeras elecciones abiertas, que se celebraron en marzo de 1990. Con la unificación en octubre de ese año, su partido se fusionó con los liberales occidentales del FDP.
Su mandato al frente de la Alemania del Este solo duró cuatro meses
Tras la unificación, su carrera política naufragó al ser acusado de delator
Gerlach abandonó el FDP en 1993, antes de que le abrieran un expediente de expulsión. Enfrentaba una investigación penal, acusado de haber denunciado a otros liberales a las autoridades soviéticas de ocupación. Buscó cobijo en el Partido del Socialismo Democrático (PDS).
A los 16 años comenzó a trabajar como empleado de la Administración de justicia en Leipzig, donde había nacido en 1928. En 1944 lo acusaron de pertenencia a una organización ilegal y fue arrestado por las autoridades nazis. En 1945 empezó su militancia en el LDPD. Al principio dirigió grupos juveniles. Mientras trabajaba en la Administración (primero en Leipzig y después en Borna), Gerlach estudiaba Derecho en la universidad a distancia. Se licenció en 1954 y se doctoró 10 años después.
Durante sus años de militancia en la Juventud Libre Alemana (FDJ), Gerlach se ganó la confianza de diversos líderes políticos. La FDJ no era de pertenencia obligatoria, pero renunciar a alistarse podía acarreaba problemas de escolarización y de estudios. En 1985, más del 80% de los alemanes orientales de entre 14 y 25 años se habían registrado. Operaba bajo la tutela permanente del SED, que era de hecho el partido único de la RDA. Puso todos los presidentes del Consejo de Estado anteriores a la caída del muro de Berlín.
Sus buenas relaciones con el SED impulsaron la carrera de Gerlach. De sus comienzos en la alcaldía de Leipzig pasó pronto al Parlamento (Volkskammer) de Berlín. En 1954 asumió la Secretaría General del LDPD. Desde ese puesto apoyó al principio todas las medidas de alineamiento de su partido con el SED. Más tarde, Gerlach se distanció un tanto de la línea ortodoxa y protagonizó un acercamiento entre el oriental LDPD y el partido liberal de la República Federal de Alemania, el FDP. Aquellos diálogos celebrados en Garmisch y en Weimar quedaron en nada, pero causaron revuelo a ambos lados del Telón de Acero.
En 1967, Gerlach ascendió a presidente del LDPD. En ese puesto apoyó en 1972 la ola de expropiaciones de empresas privadas que perduraban en la RDA. Años más tarde se enfrentó al jefe del Consejo de Estado y del SED Erich Honecker, que se opuso a la publicación de un libro suyo. Gerlach reanudó sus contactos con el FDP. Su partido fue el único de los cinco con representación parlamentaria que mantenía contactos oficiales con una formación de la otra Alemania.
Gerlach, algo más avispado que Honecker, sospechó en los ochenta el cataclismo que amenazaba al régimen. Aplaudió la línea del secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética Mijaíl Gorbachov y se granjeó con ello algunos enemigos en el SED. Sus propuestas de mayor apertura le reportaron simpatías entre los críticos al régimen. Las perdió con su actitud dubitativa de los últimos años. Hoy se recuerda sobre todo que, tras el hundimiento definitivo de la RDA, propuso que Honecker no fuera llevado a los tribunales, sino al manicomio.
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