Un kamikaze borracho mata en la M-40 a un taxista que iba al trabajo
El conductor, que fue detenido, cuadruplicaba la tasa de alcoholemia permitida
Un conductor de 32 años, cuyo nombre corresponde a las iniciales D. S., mató en la madrugada de ayer (3.50) a un taxista, Adolfo Olalla Moral, de 58 años, que se dirigía al trabajo. El mortal accidente ocurrió cuando el primer vehículo circuló al menos cinco kilómetros por los carriles del sentido contrario de la M-40 y colisionó frontalmente con el turismo de la víctima. El supuesto autor, que resultó ileso, se quedó dormido mientras la Guardia Civil tramitaba el atestado y cuadruplicaba la tasa de alcoholemia permitida, según informó ayer la Dirección General de Tráfico (DGT). En el siniestro se vieron involucrados otros dos vehículos y resultaron heridas de carácter leve tres personas.
Otras tres personas resultaron heridas de carácter leve en el accidente
El supuesto autor se durmió en la furgoneta de la Guardia Civil
Las primeras investigaciones apuntan a que el conductor kamikaze entró a la altura de Villaverde por el anillo interior de la M-40 y comenzó a circular por los carriles del sentido contrario (en dirección a la autovía de Valencia). En su macabro recorrido pasó por el nudo supersur, que une la vía de circunvalación con la autovía de Andalucía (A-4), y por delante de Mercamadrid. Tras pasar el desvío hacia la calle de Embajadores encaró la recta hacia la autovía de Valencia (A-3) y la avenida de Albufera (Puente de Vallecas). Fue a la altura del kilómetro 17,300 cuando el Seat Ibiza gris conducido por D. S. colisionó frontolateralmente con el Renault 19 granate de Adolfo Olalla. Este circulaba correctamente por el carril izquierdo. La fuerza del choque hizo que el Renault quedara convertido en un amasijo de hierros.
Los bomberos tuvieron que rescatar a Olalla, que sufría múltiples golpes y lesiones, entre ellos una posible fractura de pelvis. Los facultativos del SAMUR le hallaron en parada cardiorrespiratoria e intentaron reanimarlo durante 30 minutos, pero al final solo pudieron certificar su muerte. En cambio, los airbags del vehículo de D. S. le salvaron de cualquier posible lesión.
En el choque también se vieron implicados otro turismo y una furgoneta, que iba por el carril central. Su conductor esquivó el accidente, pero dio alguna vuelta de campana y en su trayectoria golpeó al otro turismo. "Esto parecía una especie de infierno en el que nos caían cosas de todos los lados", explicaba uno de los afectados. Los heridos recibieron el alta en el lugar. Y los tres, que también iban a trabajar, continuaron su camino.
Algunos testigos comprobaron que el conductor kamikaze estaba tan ebrio que no se percató siquiera de la gravedad del accidente que acababa de ocasionar. Aseguran que bajó del vehículo dando tumbos por la borrachera. "Estaba tan perturbado por el alcohol ingerido que todo apunta a que se trata de una equivocación y no de una apuesta o algo similar. Tuvo que beber bastantes copas para llegar a ese grado de intoxicación", señalaron fuentes de la investigación, que calculaban que al menos bebió en las dos horas anteriores cinco o seis copas de whisky sin comer ningún alimento.
Agentes del destacamento de Leganés de la Guardia Civil instruyeron el atestado. Una de las primeras cosas que hicieron fue ponerle las esposas al conductor del Seat Ibiza y dirigirle a la furgoneta del instituto armado para someterle a la prueba de alcoholemia. Su intoxicación era tan alta que se quedó dormido mientras esperaba entre análisis y análisis. El resultado final arrojó una tasa de 1,11 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, lo que supone más de cuatro veces el límite legal (0,25 miligramos).
El conductor, residente en El Viso de San Juan (Toledo, 3.500 habitantes) y que carece de antecedentes policiales, fue trasladado a dependencias de la Guardia Civil. Estaba previsto que pasara a última hora de ayer o a primera de hoy a disposición del juez de guardia. Se le acusará, en principio, de un delito contra la seguridad vial y otro de homicidio por imprudencia. Este puede acarrear penas de hasta cuatro años de cárcel.
La víctima mortal era taxista desde hacía bastantes años, según explicaron algunos allegados. En el momento del accidente se dirigía a recoger el vehículo para empezar a trabajar. Residía en la localidad de Nuevo Baztán (6.600 habitantes, a 48 kilómetros de la capital). Estaba casado y tenía dos hijos.
El cuerpo de Olalla fue trasladado al Instituto Anatómico Forense, donde ayer mismo se le practicó la autopsia. El cuerpo fue velado por la tarde en el tanatorio de la M-40, justo donde el kamikaze inició su recorrido en sentido contrario. Está previsto que sea enterrado en la más estricta intimidad a las once de la mañana de hoy en el cementerio de Parcesa, en Alcobendas.
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