44 minutos de terapia vecinal
Dos artistas reactivan a través del arte y el cine la vida en un barrio inmigrante de Burdeos - El proyecto se presenta en Evento 2011
Cómo reactivar la identidad y la memoria de un barrio a través del arte. Este es el impulso que ha dado vida al proyecto Éxodo capitaneado por los artistas Juan Aizpitarte (San Sebastián, 1975) e Ibai Hernandorena (San Juan de Luz, 1975) presentado en Evento 2011, la feria de arte contemporáneo de Burdeos que se ha celebrado del 6 al 16 de octubre y que ha tenido este año como leit motiv las revoluciones urbanas.
El barrio Saint-Nicolas, al sur de la ciudad francesa, fue centro tradicional de asentamiento de españoles y vascos exiliados durante la Guerra Civil. Hoy la vía principal, la Cours de l'Argone, por la que transita el tranvía que ha alterado la vida de este rincón de Burdeos, es un barrio inmigrante en transición que necesitaba, según sus vecinos, un revulsivo para encarar el futuro ante la pérdida, no solo de identidad, sino el abandono de muchos de sus comercios.
Los vecinos son los actores de un filme que se realizó sin guión e improvisando
El objetivo es despertar la curiosidad por el barrio y crear nuevos lazos
Ese revulsivo se llama Éxodo. Los artistas vascos, que recibieron una carta blanca de la asociación L' Agence Creative, se pusieron en marcha hace un año y medio para tantear, conocer y hacer instantáneas de la vida en el barrio bordelés. Fruto de este trabajo es la película Éxodo in little Bordeaux que se estrenó la semana pasada.
Un filme donde los actores son los vecinos de Saint-Nicolas, un barrio que durante los diez días que duró el rodaje se convirtió en un plató libre de prejuicios. Antes pasaron un casting en el que fueron desgranado sus inquietudes, deseos y que al final se convirtió en material de trabajo y artístico.
"Sabíamos que los temas de participación ciudadana no se resuelven en tres meses. El haber estado más de un año permite profundizar, crear relaciones más estables que nos han hecho ver que lo participativo es complejo, humanamente enriquecedor pero entran en juego muchísimas cosas que no se pueden prever", explica Aizpitarte.
La Place de la Victorie fue escenario de una de las múltiples proyecciones del filme. En plena calle una pantalla gigante recoge las primeras secuencias. "Lo rodamos sin guión, los vecinos improvisaban sobre la marcha y ahora es su película", explica Hernandorena, satisfecho del resultado.
Durante 44 minutos se suceden diferentes historias entorno a elementos del barrio sobre los que se han creado leyendas. "Logramos un relato diferente. Que la gente hable del barrio y quiera descubrir qué es verdad y qué es un mito", asegura Aizpitarte. La música, a cargo del grupo Café Teatro de Zarautz, completa las historias, la mayoría sin diálogos.
Robert Eceiza, de 35 años y origen vasco, es uno de los actores. Está entre el público disfrutando como una auténtica estrella de cine. "Rodando la película han ocurrido cosas importantes. Se conoce gente y cambia la mirada del barrio", reconoce.
Dentro de cinco o diez años tocará otro revulsivo. Pero esa será otra historia.
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