Un salto de muchos millones
Toro Rosso, Sauber y Force India siguen evolucionando sus coches en la lucha por una sexta plaza vital para sus ingresos
Fernando Alonso lleva ya tres carreras, desde el Gran Premio de Singapur, asegurando que Ferrari está volcado en el coche con el que tratará de recuperar su estatus de aspirante al título mundial en la próxima temporada. "Si la información que sacamos ahora nos diera una décima de segundo de ventaja en el monoplaza del año que viene, firmaría terminar el quinto este campeonato", repitió en Corea del Sur. Ese planteamiento es el que han adoptado la mayoría de las escuderías potentes y las hay, como Mercedes, que cambiaron antes el chip para dedicar todos sus esfuerzos a los prototipos que vienen. Hace poco, la compañía de la estrella organizó una reunión con Ross Brawn para transmitirle su nerviosismo y asegurarle que no piensa invertir el pastizal que le reclama la F-1 indefinidamente y menos si los resultados no llegan. Ese toque de atención ha provocado que en la sede de Brackley (Reino Unido) todos estén encima del bólido que saltará al ruedo en 2012.
Ese es un plan de vida, sin embargo, que no se pueden permitir las estructuras de media tabla, que dependen mucho más de la recompensa que la Formula One Management (FOM) les otorga a final de curso en concepto de derechos de explotación. Las cantidades que circulan son aproximadas porque las cifras son confidenciales, pero siempre van en función de la clasificación de constructores, que es la suma de los puntos de los dos pilotos de cada taller.
Por ganar el título, Red Bull se llevará unos 100 millones de dólares (72 millones de euros) mientras que el segundo se embolsará 70 (50) y el tercero 50 (36). Estas sumas disminuyen proporcionalmente a medida que uno desciende en la clasificación, de forma que en cada escalón los ingresos bajan entre 8 y 10 millones de dólares (7,2 millones de euros).
Tras Corea del Sur y a tres citas del final, Toro Rosso, Sauber y Force India pelean por la sexta plaza, que en estos momentos ocupa el equipo de Vijay Mallya. En esa pelotera, el séptimo puesto que Jaime Alguersuari logró en Yeongam, combinado con el noveno de su compañero, Sebastien Buemi, representa el mejor resultado del curso para el equipo de Faenza, catapultado por las mejoras que ha incorporado el departamento técnico. Además de ellos, solo Paul di Resta, el décimo, pudo arañar un punto para Force India mientras que ninguno de los dos Sauber pudo llevarse nada a la boca.
"Sabemos que luchar con Sauber [séptimo] no será fácil, pero aquí hemos entendido perfectamente las mejoras aerodinámicas que ya desplazamos a Japón [la semana pasada] y hemos podido contar con un coche muy competitivo. Aún quedan algunas piezas nuevas por colocar", resaltaba, exultante, Alguersuari, que a falta de una vuelta iba octavo, detrás del Mercedes del alemán Nico Rosberg, al que se zampó.
"Cargué el KERS en el giro anterior y activé el DRS. Sinceramente, sabíamos que iríamos bien, pero no esperaba poder con los Mercedes", concedió el español, que de este modo igualó la séptima plaza de Monza y que llegó a circular el tercero. "Cuando lo he visto, he pensado: '¡Que acabe ya!", bromeaba.
"Para los equipos pequeños ganar un puesto en el Mundial de constructores es importantísimo porque supone una gran cantidad de dinero. Las escuderías grandes no la necesitan tanto porque se alimentan de los contratos con sus patrocinadores, pero las más modestas dependen de ello para prosperar y crecer", contextualiza Toni Cuquerella, que antes de ser ingeniero en HRT estuvo en BMW y que, por tanto, conoce los dos extremos. "Eso obliga a los que aún se están jugando algo a no aparcar el desarrollo de los bólidos de este año. De todas formas, las mejoras que llegan ahora comenzaron a diseñarse hace tres meses. O sea, que, si a alguien le pilla el toro, ahora ya no tiene tiempo de nada", puntualiza el técnico.
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