Soluciones ambidiestras
Cuando hablamos de lateralidad en el fútbol, solemos pensar en dos categorías bien definidas: diestros y zurdos. Si aparece un jugador al que no nos atrevemos a encasillar en uno u otro lado, enseguida le encontramos una etiqueta nueva, que no requiera mayores explicaciones y nos clarifique el pensamiento. Son ambidiestros.
Pero la realidad nunca es tan homogénea. Para cada acción que realizamos en nuestra vida cotidiana mostramos una preferencia por el uso de una u otra mano y no es siempre la misma mano para dos acciones diferentes. Podemos escribir con la mano izquierda y jugar al tenis con la derecha. O afeitarnos con una mano y lavarnos los dientes con la otra siempre que no corramos el riesgo mortal de intentar hacer ambas cosas al tiempo. Yo, por ejemplo, hace varios años que intento definir qué palos debo pedir a la hora de jugar al golf. Ante la duda, siempre me defino por un café con leche y me vuelvo a casa.
Es difícil definir si el perfil utilizado o el dominio de ambos es algo innato o fruto de un aprendizaje
Vemos así que ser diestro o zurdo, sea con las manos o con los pies, no puede ser una categoría general, sino que se define de acuerdo con cada acción que realizamos.
Nos encontramos a veces con futbolistas que utilizan una pierna para trasladar el balón para luego rematar con cualquiera de las dos o, en su defecto, no tienen inconvenientes para moverlo con ambas piernas, pero utilizan siempre la misma para rematar.
Por lo general, el perfil preferido a la hora de cabecear es el opuesto al de la pierna más hábil para rematar, con lo cual deberíamos considerar cabeceadores zurdos a los pateadores derechos y viceversa.
Cuando hablamos de ambidiestros, normalmente nos referimos al remate. Jugadores como Cristiano Ronaldo, Forlán o Higuaín son capaces de rematar con ambas piernas con precisión y potencia. Sin embargo, solo utilizan una de las dos piernas cuando la acción se torna más fina, como en una vaselina. En cambio, el rumano Hagi, que tenía en su zurda magistral un golpeo exquisito, a veces doblaba hacia adentro y podía sorprender a todos con un toque sutil con la derecha por encima del portero.
Pero el remate es solo uno de los muchos elementos técnicos del fútbol. Algunos jugadores que utilizan ambas piernas de manera menos definida para diferentes acciones resultan aún más difíciles de encasillar.
Michael Laudrup era derecho, pero la facilidad que mostraba para recortar, centrar o asistir con elegancia y precisión con la pierna izquierda nos hacía dudar sobre su lateralidad en esas acciones. Si observamos a Andrea Pirlo, jugador del Juventus, lo veremos capaz de controlar, pisar, lanzar e incluso rematar con la pierna izquierda. Todas, funciones diferentes que también realiza con la derecha, aunque prefiere esta última para llevar el balón dominado.
Es difícil definir, en cada caso, si el perfil utilizado para cada acción o el dominio de ambos es algo innato o fruto de un aprendizaje. Xavi, que utiliza la pierna derecha para casi todo, controla con la izquierda los balones que le llegan al centro desde la derecha. No sabemos si lo hace desde siempre o si es una adecuación deliberada del perfil, lograda por repetición, por convencimiento de la importancia en la velocidad y el sentido con que debe circular el balón. Se asegura así un ángulo visual mucho mayor y, a la vez, quedar acomodado para su otra pierna en un movimiento simple. Y lo hace de forma natural, como quien extiende la mano para abrir el picaporte.
Esta ambigüedad que algunos muestran en el remate, el control o el lanzamiento la encontramos en Pedro aplicada a la conducción del balón. Cuando recibe alto en la banda y decide llegar al fondo, suele encarar al lateral rival a pierna cambiada. Desde la derecha suele trasladar el balón con la izquierda para poder fintar, ganar un paso y empujarlo con la pierna derecha hacia la línea final. Desde la izquierda es capaz de hacer exactamente lo mismo, pero al revés.
Pero quizá el ejemplo que más claramente muestre la idea de que se es derecho o zurdo con el pie no según una categoría general, sino según la acción específica a realizar, sea el de Andreas Brehme, el famoso lateral izquierdo alemán. Dueño de un potentísimo disparo con su zurda, solía rematar los tiros libres con esa pierna, pero para tirar los penales prefería la derecha. Así sucedió en el Mundial de 1990, cuando convirtió de zurda un tiro libre en la semifinal contra Inglaterra y luego marcó con la derecha el penalti de la final contra Argentina.
La próxima vez que vaya al driving range le pediré consejo.
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