De qué hablaron
Este columnista está en condiciones de explicar de qué hablaron Rajoy y Rubalcaba en ese encuentro que mantuvieron mientras los soldados velaban armas en Madrid el día de la raza.
Las fuentes de las que este cronista dispone son las mismas de las que podría disponer cualquier columnista, y de hecho muchas columnas están hechas, ahora y antes, en función de tales elementos informativos.
Al final de todos estos párrafos explico de dónde viene esta súbita sabiduría.
Hablaron Rajoy y Rubalcaba de lo que ha sucedido en Avilés. No fue premeditado. Había un señor de Oviedo, aquel al que Rubalcaba parece explicarle algo señalando con el dedo, que se les acercó, preguntándoles:
-¿Qué opinan ustedes de lo de Avilés?
Rajoy le preguntó a su vez a Rubalcaba qué era lo de Avilés. Su contrincante hizo una señal con la nariz hacia el lugar que ocupaba en los alrededores Francisco Álvarez Cascos, presidente de Asturias. "Ah", exclamó Rajoy, entendiendo. "Respóndele tú", le dijo a su compañero de pupitre, en voz baja.
Ese es el momento en que Rubalcaba le está explicando al señor de Oviedo lo que pasa en Avilés, mientras Rajoy aprovecha el tiempo saludando a otra persona que está junto al señor de Oviedo.
Según las fuentes informativas que maneja este cronista, lo que vino a decirle Rubalcaba al señor de Oviedo sobre Avilés es más o menos lo que ha dicho la prensa: que Álvarez Cascos no estaba contento con Tinín Álvarez Areces, que era un manirroto cultural, y había dejado que el Principado le pagara los gin-tonics a Jessica Lange y a Woody Allen.
"Ah", dijo el señor de Oviedo, "¿y esos gin-tonics no eran para Natalio Grueso?". Cuando llegó al apellido de Grueso, Rajoy mostró un súbito interés, así que acercó su mirada a la conversación cuyo ritmo marcaba Rubalcaba. "¿Grueso?". Sí, Grueso, el hombre que se inventó el Niemeyer. "Ah, pero si Grueso no toma gin-tonics". Bueno, aclaró Rubalcaba, qué más dará, de mí dicen cualquier cosa. Qué más da si le sirve al columnismo. "Pero es que lo ha dicho Cascos", dijo el señor de Oviedo. "Pues más a mi favor", explicó el candidato rival de Rajoy.
El hombre de Oviedo siguió preguntando, pero en ese momento empezaron a ensayar los soldados el himno nacional. Según las fuentes, Rajoy y Rubalcaba volvieron a sus sitios. Como las conversaciones en las que se evocan refrescos producen sed, Rubalcaba le dijo a la mujer de Rajoy, que estaba entre ellos: "¿A que apetecería ahora un buen gin-tonic?". José Antonio Alonso, que estaba cerca de los tres, echó su cabeza hacia atrás, corroboró lo que había dicho Rubalcaba y le dijo a la esposa de Rajoy, de nuevo: "O cualquier cosa. Agua de Solares, por ejemplo". Alonso debió escuchar algo, porque la referencia al agua del pueblo de Rubalcaba parecía también una alusión al candidato socialista.
Cuando terminó el desfile, Rajoy le dijo a Rubalcaba: "¿De qué decimos que hemos hablado?". "Di que de fútbol", concedió su rival. "Muy bien. Diré que tú hablaste de cualquier cosa y yo de fútbol".
¿Cómo lo sé? Me lo he inventado. Al fin y al cabo, soy un columnista. -
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