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La terapia génica salva un gran escollo

La terapia génica consiste en curar reparando los genes defectuosos de los pacientes. Lo habitual es usar un virus a modo de vehículo de transporte, en el que se introduce el gen sano y, en una especie de infección controlada, el microorganismo traspasa el material genético a las células y corrige el defecto que provoca la enfermedad.

Esta técnica presenta un problema, como advierte Ignacio Varela, del Instituto de Biomedicina y Biotecnología de Cantabria (Ibbtec). El procedimiento no solo introduce el segmento del gen reparado, sino que puede transferir residuos de ADN del virus cuyos efectos en el organismo se desconocen y pueden ser peligrosos.

Una nueva técnica, publicada en Nature el miércoles, ha logrado corregir una mutación genética, que provoca cirrosis hepática y enfisema pulmonar, sin dejar ningún tipo de alteración secundaria de ADN. De momento, este método se ha ensayado en células madre humanas, por lo que no tiene aplicación en pacientes.

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Células madre iPS

El equipo de investigadores que ha desarrollado este trabajo está liderado por científicos del Wellcome Trust Sanger Institute y la Universidad de Cambridge, y ha contado con la colaboración del Ibbtec de Cantabria. Los investigadores usaron células madre iPS -aquellas capaces de convertirse en cualquier linaje celular que se obtienen a partir de de tejidos adultos- de pacientes afectados por una enfermedad hepática. Estas personas padecen una mutación en un gen activo en el hígado -alfa-1-antitripsina- responsable de generar una proteína que protege el órgano de la inflamación excesiva. Las personas con este gen alterado sufren de cirrosis hepática y enfisema pulmonar.

La técnica descrita en Nature ha conseguido sustituir en estas células el gen defectuoso por el sano de forma limpia mediante un complejo procedimiento de ingeniería molecular. En distintos pasos, primero se introdujo el segmento reparador y, más adelante, se eliminaron los restos del transportador de ADN usado (denominado piggyBac), de forma que quedó solo la carga genética deseada.

Los científicos transformaron las células madre modificadas en hepatocitos y comprobaron que la copia del gen se activaba de forma correcta y generaba adecuadamente la proteína alfa-1-antitripsina.

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