Detenido el director de una sucursal de Vital por intentar atracarla
El responsable de la oficina, sita en Vitoria, planeó el asalto con su hermano
"¿Cómo? ¿El director? Pues le vi hablando con la Ertzaintza el día del robo, mira tú por donde. Suele tomar café aquí". Así responde una de las mujeres que atienden en la barra de un bar cercano a la oficina de Caja Vital en Vitoria que sufrió un intento de atraco el pasado viernes cuando el periodista le comunica que el propio director de la sucursal y su hermano, han confesado el delito.
Ambos planearon robar la sucursal que el primero dirigía, un incidente que derivó a ratos hacia el surrealismo y terminó con los dos admitiendo a los agentes que lo planearon todo durante meses, según informó ayer el Departamento de Interior. Los arrestados alegaron tras su arresto que fue la mejor idea que se les ocurrió para hacer frente a los problemas económicos que sufren.
Los detenidos idearon el atraco por sus problemas económicos
La sucursal de la entidad alavesa en el barrio vitoriano de Aranbizkarra se convirtió en el centro de todas las miradas. Los detenidos, de 53 y 60 años, -Interior no precisó ayer si el director es o no el hermano mayor-, han sido acusados de un intento de robo con intimidación. Estaba previsto que ayer pasaran a disposición judicial.
La secuencia de los hechos empezó sobre las dos y media de la tarde del viernes, en la citada sucursal, sita en la calle Los Herrán, a dos pasos de la estación de autobuses de la capital alavesa. Varios testigos vieron cómo un individuo -el hermano del director de la oficina- se bajó de un monovolumen estacionado en las inmediaciones, se puso una peluca, barba, bigote postizo y un gorro antes de entrar en la oficina armado con una pistola simulada, cargador incluido, con la intención de asustar a quien hiciese falta.
Una vez dentro, al ver que había demasiados clientes -no queda claro si porque el ladrón considera que el momento no es el oportuno, porque su hermano, el director de la sucursal, se lo ordena o por algún otro motivo-, abortó la operación y abandonó rápidamente la oficina caminando en dirección al Museo Artium.
Ante la posibilidad de que el individuo hubiera cometido un atraco, uno de los testigos le siguió y alertó a la Ertzaintza de hacia dónde se dirigía. Una patrulla se trasladó al lugar de inmediato, le interceptó y encontró en la bolsa que llevaba la pistola simulada y el disfraz, que incluía también unos dientes postizos, junto a unos guantes y las llaves de un coche que resultaría ser el de su hermano. Los agentes detuvieron al implicado y dieron aviso para que varias patrullas acudieran al lugar donde comenzó todo para intentar encontrar una explicación, porque nadie en la sucursal había denunciado un intento de robo.
"Aquí no ha pasado nada", vino a decir el director al ser interrogado por los agentes, explicándoles que el individuo que habían detenido solo accedió a la oficina como un cliente más, nada más que con la peluca, la barba y el bigote falsos, para solicitar información sobre varios productos ofrecidos.
Las averiguaciones realizadas por la policía autonómica permitieron localizar el vehículo del sospechoso, propiedad del director de la sucursal. Ante tales evidencias, los agentes trasladaron a ambos a dependencias policiales para tomarles declaración. Poco después, el interrogatorio dio sus frutos y los dos hermanos confesaron.
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