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Reportaje:

97 consistorios sin escudo oficial

La Xunta valida cada año 20 blasones municipales en un proceso a veces polémico

En la era digital, en Galicia triunfan los escudos municipales cargados de torres medievales, tiaras, báculos y símbolos relativos a los monjes o los señores feudales que vivían del sudor y los callos del pueblo llano. A muchas corporaciones locales nacidas en el siglo XIX, algunas entrado el XX, les gusta hacer gala de un rancio abolengo predemocrático y recordar las antiguas dependencias de su territorio. Haciendo repaso a la heráldica municipal aprobada por la Xunta en los últimos tiempos, salta a la vista cuáles eran las órdenes religiosas y los nobles que se repartían el cotarro, aunque ahora lleven obligatoriamente encima (al timbre, según el lenguaje heráldico) una corona real que les recuerda, quieran o no, que hay un jefe del Estado sentado en un trono.

Cerceda incluye su central térmica; Arbo, una lamprea; Laracha, una ballena
Carballeda de Valdeorras y Punxín lucen en la fachada el emblema franquista

El Ayuntamiento que no quiera someterse a la corona borbónica lo tiene fácil. Valga sigue con la de marqués; Chantada luce la de duque; Vilalba, la del conde de Andrade; Mugardos lleva por tocado una cinta y Malpica, directamente, se salta todo protocolo y adorna su emblema con un botijo de Buño y un caballito de mar.

Todos ellos, y muchos más, pueden seguir al margen del decreto de la Xunta por el que se regula el proceso de validación de escudos y banderas, porque el trámite no es obligatorio. Aunque, en general, "hay interés" en obtener el aprobado del Gobierno gallego y cada año se fijan más de 20 diseños, asegura María Barreiro, jefa de servicio de Cooperación Xurídica e Pacto Local. Pese a esto, sin ningún tipo de visto bueno quedan en la comunidad 97 de los 315 consistorios.

La Xunta valida blasones municipales desde el año 83, pero desde 1994 hay una comisión de expertos que se encarga de encaminar a los Ayuntamientos para evitar aberraciones desde el punto de vista de las leyes heráldicas y de la historia. "Del 83 al 94 se aceptaron barbaridades", asegura Xosé Carlos Fernández, especialista en simbología municipal de la Asociación de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria de Galicia.

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Según el recuento que él lleva, de los 315 Ayuntamientos, 132 cuentan con escudos aprobados bajo asesoramiento de la comisión oficial (1994-2011); 80 pertenecen al período en el que cualquier cosa valía dependiendo en buena parte del color político del municipio (1983-1994); y 20 fueron validados en etapas anteriores por el Estado, asesorado por la Real Academia de la Historia. Claro que, de ellos, 14 cuentan con varias de estas aprobaciones, es decir, se repiten en las listas que maneja el experto, por eso sabe que son 97 municipios los que no tienen escudo o no han pasado por la criba oficial. Entre estos, sin embargo, Fernández dice que "hay 35 o 40" que pueden considerar sus símbolos acreditados por una "larga tradición".

El mes pasado, el conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, firmó la nueva composición de la Comisión de Heráldica de Galicia, que estaba pendiente de renovación. Él figura como presidente, y a continuación, como vicepresidente (y verdadero conocedor de la materia), le sigue Eduardo Pardo de Guevara y Valdés, doctor en Historia e investigador del CSIC. Según fuentes de la Xunta, la renovación de cargos dilatará el proceso de aprobación del escudo y la bandera de Viana do Bolo, el último (y enésimo) caso de elección de símbolos municipales que ha sembrado polémica entre partidos y vecinos. Todos los años, en la prensa, aparecen plenos subidos de tono en los que el tema incendiario es el futuro escudo.

En Viana, el equipo de gobierno (del PP) se olvidó el mes pasado de avisar a la oposición el sábado que acordó celebrar un pleno extraordinario para sacar adelante el emblema. Lo aprobó a escondidas y ahora solo espera la validación definitiva de San Caetano, hasta ahora proclive al diseño.

Los socialistas no aceptan un blasón heredado de la familia de los Pimentel-Novaes, que representaba a Pedro Pimentel y Velasco, nombrado por Felipe II marqués de Viana. El gobierno de Andrés Montesinos ha decidido añadirle, en el centro, la torre en torno a la que creció la localidad. En su lugar, el PSOE preferiría incluir un buen puñado de elementos que, a su parecer, representan mejor a Viana, pero tampoco se apea de los tópicos.

Ríos, puentes, torres, conchas de vieira se repiten por doquier en Galicia. Hay Ayuntamientos, no obstante, que buscan la originalidad, aunque, de los que siguen, no todos han pasado por el filtro de la Xunta. Cerceda, por ejemplo, incluye su central térmica; San Cibrao das Viñas, engranajes industriales; Avión, una golondrina, por los emigrantes; Boborás, una xuvenca; A Laracha, una ballena; Arbo, una lamprea; Laza, un peliqueiro; Castroverde, una barra de pan y Cea, un montón de bollas; Piñor, una sierra cortando un pino; Riotorto, dos fouciños y O Saviñao, un sol celta. Mientras tanto, otros, como Carballeda de Valdeorras o Punxín, a falta de propuestas, asumen, como propio, el escudo español de tiempos de Franco.

El alcalde popular de Viana do Bolo, Andrés Montesinos, muestra el escudo elegido por su gobierno para representar el municipio.
El alcalde popular de Viana do Bolo, Andrés Montesinos, muestra el escudo elegido por su gobierno para representar el municipio.NACHO GÓMEZ

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