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Reportaje:EL 'NÚMERO UNO' MUNDIAL DEL TENIS

La presión nutre a Novak Djokovic

24 años. Héroe nacional serbio. Ultrarreligioso, absorbido por su familia, amenazado de muerte por extremistas albanokosovares y reinventándose como icono glamuroso. ¿Aguantará el 'número uno' del tenis mundial?

Esta vez no hubo flases, ni cámaras, ni grandes masas en el aeropuerto de Belgrado. Novak Djokovic, Nole, regresó a mediados de septiembre, casi de incógnito, a su país con la copa del Abierto de Estados Unidos y la misión, casi imposible, de evitar la derrota de Serbia en las semifinales de la Copa Davis. No lo consiguió. El mejor tenista del mundo estaba agotado, deshecho, y nadie criticó su retirada. En Serbia, un país de unos ocho millones de habitantes, estigmatizado por las guerras fratricidas de los años noventa, Novak es un dios, y su imagen, un poderoso reclamo que mostrar en anuncios de televisión, en vallas publicitarias, en informativos, en un sinfín de campañas cívicas promovidas por el Gobierno. Como si todo un país gravitara de pronto sobre los hombros del joven tenista que ha asombrado al mundo con una espectacular temporada.

Ha contratado una nueva firma de relaciones públicas. Objetivo: Hollywood
Sus padres gestionan la marca Novak a través de su propia empresa

Desde enero lleva ganados 10 títulos (tres de ellos de Gran Slam), 10,6 millones de dólares en premios y 66 de los 69 partidos jugados. Al comenzar el año era un número tres con gran potencial, pero dubitativo, desigual. En julio, un número uno indiscutible. El tenista talentoso pero débil, el gracioso de las pistas que acumulaba errores y abandonos, se ha convertido de pronto en un jugador perfecto, infatigable, con un saque seguro y un resto endemoniado. Un tenista real con la velocidad de un personaje de videojuego. "Novak ha madurado del todo, calcula cada paso en la pista como una computadora y ya no se precipita como hacía antes, cuando quería acortar los peloteos y acabar enseguida con el rival", explica por correo electrónico Slobodan Zivojinovic, extenista y presidente de la Federación Serbia de Tenis. Un cambio que ha llevado a exclamar con razón al ex número uno Jimmy Connors: "Debería embotellar lo que le ha dado este estado de forma y venderlo". Renunciar a los alimentos que contienen gluten (ha descubierto que es celiaco), prescindir del vino, someterse a durísimos entrenamientos físicos y a una disciplina mental mucho más severa han contribuido al cambio.

Con 24 años cumplidos en mayo, ¿cómo vive la presión de estar en la cúpula del tenis mundial? "La fama no le intimida. Es un verdadero showman que se crece ante las masas", dice Nenad Zimonjic, tenista de 35 años, número tres en el ranking de dobles, que ha jugado con Djokovic algunos partidos. Pero también es un devoto cristiano que lleva siempre en el billetero una estampa del arcángel san Gabriel, patrón de su familia, y una pulsera con 10 santos a los que reza antes de cada encuentro. En Kosovo, supuestamente la patria sagrada de los serbios, Djokovic ha contribuido con decenas de miles de euros a la causa serbo-ortodoxa, con ayudas al monasterio de Gracanica o a las iglesias de Hilander y los Santos Arcángeles en Pizren. Un gesto que la Iglesia ortodoxa serbia ha recompensado otorgándole su más importante distinción, la Orden de San Sava.

Nole vive en Montecarlo, lejos del fisco serbio, como tantos deportistas de élite. Pero esta lejanía no ha cambiado su corazón. Su padre, Srdjan, antiguo esquiador y futbolista, es de Zvecan, una pequeña ciudad del norte de Kosovo, y ha criado a su hijo en el amor a Serbia. Novak no le ha defraudado. Después de que el Gobierno de Prístina proclamara la independencia en febrero de 2008, Novak visitó la región y reafirmó sobre el terreno que Kosovo es parte de Serbia. Eso le valió una amenaza de muerte de extremistas albano-kosovares que le obliga a moverse con una escolta de policías cada vez que llega a su país. Una experiencia amarga que le ha llevado a huir de las declaraciones políticas. Ahora se expresa con su raqueta. Cada triunfo en las pistas es un homenaje a Serbia.

"Es cierto. Novak es un ángel para el 99% de los serbios, un verdadero icono, alguien que les proporciona alegrías", dice Nebojsa Mandrapa, periodista deportivo de Belgrado. "En este país, los empresarios hablan de Djokovic en sus almuerzos, las verduleras discuten sobre su revés en el mercado y los niños le imitan en la escuela. Esto es Novaklandia, y nos encanta".

Además de un ídolo, o quizá gracias a ello, Novak es una marca muy rentable. Una marca gestionada eficazmente por su familia. Srdjan, su padre, un hombre en la cincuentena, y Dijana, su madre, algo más joven, son la cabeza visible de Family Sports, la empresa deportiva y de catering creada en 2005, en la que hoy trabajan más de 150 personas, que gestiona todos los negocios del atleta.

Con ayuda económica pública levantaron el Centro de Tenis Novak Djokovic que acoge el Serbia Open, un máster 250 dirigido por el tío del tenista, Goran, de 47 años. Hay además un restaurante de diseño, un spa, una especie de museo con todos los trofeos conquistados hasta ahora por Nole y una tienda de deportes donde se puede adquirir el mismo equipamiento del tenista. Los Djokovic son los distribuidores para varios países del sureste de Europa de las raquetas Head y de las prendas de Sergio Tacchini, la firma que viste a su hijo desde enero de 2010, toda vez que Adidas, en una de las peores decisiones posibles, decidiera patrocinar a Andy Murray en lugar de al serbio.

Su nuevo estatus como número uno del tenis mundial ha cambiado, sin embargo, algunas cosas. En el Abierto de Estados Unidos no se vio a su familia en el palco de invitados. Sus padres y hermanos, (Marko y Djordje, de 20 y 16 años respectivamente, dos tenistas en ciernes), durante años la clac más ruidosa y expresiva del circuito, capaces de presentarse uniformados con las mismas camisetas que viste Nole o incluso con su fotografía impresa, han dado paso a invitados más discretos encabezados por su novia, Jelena Ristic, una belleza modosita de 24 años. El entorno del tenista niega que se haya distanciado lo más mínimo de su familia. Sus padres tienen otros dos hijos de los que ocuparse, eso es todo. Pero tampoco parece descabellado suponer que el número uno, obsesionado por forjarse una imagen internacional, no quiera interferencias familiares. Ni explosiones de júbilo como la que tuvo su madre tras su triunfo en Wimbledon, cuando soltó a los periodistas: "En cuatro años solo se oía Roger, Rafa, Rafa, Roger; ahora es Novak, Novak, Novak, Novak".

Era una exclamación comprensible, porque los Djokovic han luchado ferozmente para llevar a su hijo a la cima. La carrera de Novak ha sido también la suya desde que, en 1993, la veterana jugadora serbia Jelena Gencic descubrió las cualidades del niño cuando este tenía apenas seis años. Los Djokovic, monitora de esquí ella, esquiador de talla él, regentaban una pizería, una tienda de deportes y una galería de arte en las montañas de Kopaonik, un enclave turístico situado al sur de Serbia. Allí, en unas pistas de tenis precarias, se gestó el futuro de Nole.

Cuentan que la familia se empeñó hasta las cejas para que el niño llegara a la cima. Novak era un diamante en bruto y solo había que pulirlo. Fue un trabajo duro. En la primavera de 1999, con Belgrado sometida a continuos bombardeos por parte de la OTAN, el niño se entrenaba como podía. Djokovic ha recordado en alguna entrevista la dureza de aquella etapa, cuando la familia vivía en un piso de 60 metros cuadrados que se estremecía bajo las bombas.

"Cuando yo le conocí, le entrenaba Marko Nesic en el club Partizan", cuenta el tenista Nenad Zimonjic en conversación telefónica desde Belgrado. Novak apuntaba maneras. "Dos años después peloteé alguna vez con él, y era obvio que tenía un gran potencial. Desde entonces nos hemos encontrado muchas veces y hemos jugado juntos algún partido de dobles en la Copa Davis". Zimonjic sufrió de lleno las dificultades de los años noventa, en plena disgregación de la antigua Yugoslavia, cuando el Gobierno de Belgrado se convirtió en un apestado internacional. "Yo no podía acudir a los campeonatos europeos de tenis", dice. Un país sin infraestructuras tenísticas, pequeño, vilipendiado. Y, sin embargo, gracias a Nole, "el tenis es hoy el deporte más popular de los serbios". ¿No es un poco abrumador para Novak sentir la presión de todo un país detrás? "Está educado para ello. Lleva 20 años preparándose para ser número uno".

Novak despuntó en 2006, ya con su actual entrenador, el eslovaco Marian Vajda. Desde entonces, la progresión del tenista ha sido meteórica, pero no exenta de altibajos. Durante años ha vivido oscurecido por la sombra de dos gigantes: Roger Federer y Rafael Nadal. Hasta 2011, cuando Djokovic se ha destapado, reclamando un lugar estelar en el tenis. El nuevo Novak viene para quedarse. Y para eso está dispuesto a limar su personalidad, a suprimir todos los excesos, sin renunciar a su tradicional desenvoltura. Quiere comerse el mundo, reinar, y no solo en el microcosmos del tenis. Su tío Goran ha buscado ya una nueva empresa de relaciones públicas, la de Edoardo Artaldi, para relanzar su imagen y ha contratado los servicios del magnate estadounidense Ron Burkle, director de la Yucaipa Companies, una firma de inversiones privada, y un tipo muy conectado con los mundos de la música y el entretenimiento. Hollywood, sueño de Djokovic, puede ser el objetivo final. Serbia está en su corazón, pero hace mucho que se le quedó pequeña.

Jelena Ristic, apoyo y serenidad

Novak Djokovic encontró en ella la estabilidad afectiva que buscaba y un apoyo casi tan incondicional como el que le proporcionan sus padres y hermanos. Jelena Ristic, serbia de Montenegro, de 24 años de edad, de piel bronceada y larga melena castaña, comparte su vida con el astro del tenis desde 2006 y se ha convertido a su vez en una celebridad. Jelena (en la imagen, cabalgando un delfín junto a su novio en Dubai) obtuvo una licenciatura económica en una universidad milanesa y estudia en Montecarlo un máster en Bienes de Lujo y Servicios. En su breve currículo hace constar que, además de serbio, habla inglés, francés e italiano, y que ha desempeñado durante unos meses un trabajo de mercadotecnia en una empresa del Principado. Habida cuenta de que en Montecarlo abundan los ricos como ellos, ¿dónde mejor para estudiar cualquier cosa que tenga algo que ver con el lujo y los servicios? Hay medios que especulan, sin embargo, con la posibilidad de que Jelena, tan mona y esbelta, opte por seguir una carrera de modelo.

Nole, el bromista.

Apodado 'Djoker' por su tendencia a convertir las pistas de tenis en un improvisado escenario en el que imitar, por ejemplo, a su amiga Maria Sharapova o a Rafael Nadal en los respectivos rituales deportivos. Sus bromas no siempre han gustado a los directos afectados, aunque en el caso de Sharapova no hay problema porque son muy amigos desde hace tiempo. El nuevo Novak es un poco más mesurado en sus imitaciones.

» Austeridad gastronómica. Djokovic atribuye en parte su excelente forma física actual a un cambio en los hábitos de alimentación. En un momento dado, sus médicos descubrieron que era celiaco, es decir, que los alimentos con gluten le sentaban fatal. Además ha renunciado, según confesión propia, a la copa de vino que se bebía en comidas o cenas, y se encuentra mucho más ligero y saludable.

Hincha del Milan

Aparte del tenis -soñaba con emular al estadounidense Pete Sampras-, a Novak le apasiona el fútbol. Lógicamente, tiene sus preferencias serbias, pero el equipo que de verdad le da satisfacciones es el Milan. Llevado de su espíritu 'tifoso', llegó a presentarse en las pistas del Foro Italico de Roma (donde se disputa el Master 1000 que ha ganado este año) con una camiseta del club de Milanello, lo que provocó la consiguiente pitada de los hinchas romanos. / cordón

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