Jesús Moneo, un compromiso de futuro
Conocí a Jesús Moneo Montoya al final de los años sesenta, cuando ya nos esforzábamos, con el ministro Villar-Palasí, Ricardo Díez-Hochleitner y José Blat Gimeno, en situar la educación donde debe estar: en el espacio que corresponde a una prioridad absoluta, fuera de la influencia del debate ideológico, doctrinal, circunstancial.
La educación es el futuro y la misión que Jesús Moneo se trazó desde siempre fue procurar -el porvenir está por hacer- vencer la inercia y realizar en el presente las transformaciones en profundidad que se requieren con apremio para esclarecer los horizontes del mañana. El gran compromiso de Moneo eran las generaciones venideras.
Abogado, lector empedernido, conocedor de las instituciones internacionales y de los grupos de reflexión más importantes a escala internacional, se incorporó pronto al Club de Roma -¡otro alumno de Aurelio Peccei!- y fue presidente del Capítulo Español de dicho club de 1994 a 2001, en que pasó a ser su presidente de honor y director general. Isidre Fainé, desde entonces excelente presidente; Ricardo Díez Hochleitner, presidente de primera clase del Club de Roma Internacional durante muchos años; Pere Durán Farell, con su inigualable visión de un futuro más justo para todos..... Pero quien guardó siempre la llama, en momentos difíciles, fue Jesús Moneo Montoya.
Fue director del Programa Espes'2000 sobre prospectiva de la educación (Universidad Autónoma de Barcelona); miembro del Comité de Dirección del estudio LNTERFUTURS de la OCDE (1977-78); del Consejo de Administración de la asociación internacional Futuribles y de la Comisión Asesora Científica y Técnica durante años.
Quiero destacar dos trechos de su larga trayectoria, marcada por la irreductible voluntad de procurar un provenir más adecuado a la dignidad humana: fue presidente y director general del Instituto Nacional de Prospectiva de la Presidencia de Gobierno de 1976 a 1979. Una institución que se sacrificó en los recortes de aquel momento, que no tuvieron en cuenta que si algo debe mantenerse es el semillero del porvenir que los ciudadanos merecen.
También fundó y presidió el Centro Superior de Estudios de la Defensa hasta 1983.
Le nombré asesor científico y miembro del Consejo Internacional durante los años en que tuve el honor de dirigir la UNESCO (1987-1999).
Compañeros de viaje durante tanto tiempo, son muchos los conocimientos, informaciones y propuestas de acción que permanecen en mi memoria agradecida. Como sucede en estos casos, son personas que se ausentan físicamente, que se hacen invisibles... pero quedan en la estela luminosa de sus obras, de sus escritos, de su ejemplo sobre todo.
A Cecile, a todos los suyos, a sus numerosos amigos, mi condolencia más sincera.
Jesús Moneo, asturiano de Gijón y ciudadano universal, nos abandonó el pasado cinco de octubre con un mensaje esperanzador: la especie humana puede inventar su futuro y nada es inexorable.
Federico Mayor Zaragoza fue director general de UNESCO.
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