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Lujo de película en el poder checheno

El líder del régimen de Grozni invita a estrellas de cine para inaugurar los rascacielos construidos tras la guerra

Pilar Bonet

"Les haré publicidad entre mis compañeros actores de Hollywood para que vengan", gritó el actor Jean-Claude Van Damm desde el gigantesco escenario instalado en el centro de Grozni, la capital de Chechenia, para celebrar el punto culminante de la fiesta de esa ciudad atormentada por la guerra en el pasado. El público, formado en su mayoría por funcionarios del régimen checheno y por invitados de su líder Ramzán Kadírov (las mujeres tapadas por pañuelos y velos y apartadas de las primeras filas), aplaudió el cumplido con entusiasmo, aunque el invitado, hombre que se codea con el jefe del Gobierno ruso, Vladímir Putin, no pudiera pronunciar correctamente la palabra Chechenia.

Era el 5 de octubre por la noche y, además del día de la ciudad, se celebraba también el 35 cumpleaños de Kadírov y la inauguración de Grozny City, un conjunto de rascacielos que comprende un hotel de 30 pisos y un centro comercial. "Hemos demostrado al mundo que el pueblo checheno no es terrorista", dijo Ramzán, el hijo de Ajmat, un dignatario islámico que fue asesinado tras haberse pasado del independentismo a la causa de Rusia.

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Kadírov habló de sus proyectos para atraer a Chechenia inversores que podrán alojarse en el hotel de cinco estrellas de Grozny City. Otra cosa es qué inversiones pueden esperarse en una república donde las transferencias del centro federal parecen desaparecer en un pozo sin fondo al igual que las contribuciones de los empresarios y de los vecinos de la ciudad a quienes se les ha venido descontando de sus sueldos para mayor gloria de la urbe.

Grozni, tan sufrida y tan manchada de sangre en el pasado, no solo se ha reconstruido, sino que se ha convertido en un entorno de ciencia ficción, una ciudad parecida a Ashjabad, la capital de Turkmenistán, que desarrolló los proyectos visionarios de Saparmurat Niyázov como ahora la capital de Chechenia edifica los proyectos visionarios de Kadírov. Entre los invitados a la fiesta de Kadírov estuvo también la actriz Hillary Swam, pero no Shakira, que difundió una nota de prensa explicando su negativa a asistir. A Kadírov, sin duda, le gusta exhibir Grozni y llevar allí a personajes celebres del mundo del deporte, como Diego Maradona, con quien en el pasado inauguró un gigantesco estadio. También quiere que escriban cosas buenas sobre él, razón por la que unos 80 periodistas extranjeros fueron conducidos desde Moscú a la ciudad en un vuelo patrocinado por el Gobierno de Chechenia.

Mientras se celebraba la fiesta, Grozni estaba prácticamente tomada por agentes de seguridad, dispuestos a lo largo y ancho del centro a intervalos de varios metros. Tal era el nerviosismo de los agentes y la cantidad de los controles que una tenía la impresión de que la fiesta podía echarse a perder en cualquier momento. Junto a la mezquita, la mayor de Europa con lámparas de Swarovsky, vigilaban los malhumorados guardianes del orden social checheno e increpaban a las mujeres que no llevaban velo en la cabeza.

No todo ha sido acabado en Grozni, tras los fuegos artificiales que caían en cascadas desde las fachadas de Grozny City, podía verse, la edificación que será sede del palacio del presidente checheno. ¿De dónde sale el dinero? "Me lo manda Alá", aseguró Kadírov.

El presidente checheno, Ramzán Kadírov, habla con la prensa junto a la mezquita.
El presidente checheno, Ramzán Kadírov, habla con la prensa junto a la mezquita.P. BONET

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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