Nobel de Física para la aceleración del universo
Tres cosmólogos, premiados por el hallazgo que lanzó la energía oscura
Uno de los misterios más candentes de la ciencia actual es la aceleración de la expansión del universo, un fenómeno inesperado que probablemente se debe a la llamada energía oscura y que ha trastocado radicalmente incluso el conocimiento que se tiene de la composición del cosmos. Los líderes de los dos equipos rivales que, en 1998, anunciaron el sorprendente fenómeno han merecido este año el Premio Nobel de Física. Son Saul Perlmutter, Brian P. Schmidt y Adam G. Riess, los tres nacidos en EE UU, aunque el segundo tiene también nacionalidad australiana.
Lo que estos tres científicos (con sus respectivos equipos) descubrieron es algo así como tirar una pelota al aire y ver que, en lugar de caer al suelo de nuevo, la pelota se pierde en el cielo elevándose cada vez más rápido, como si la gravedad no lograra invertir su trayectoria, explicó ayer la Real Academia de Ciencias suecas al explicar el trabajo de los galardonados. "El descubrimiento supuso una completa sorpresa incluso para los ahora premiados", recordó el comité Nobel.
Perlmutter, de 52 años, lidera el equipo Supernova Cosmology Project, mientras que Schmidt, de 44, es el jefe del grupo rival, High-Z Supernova Research Team, en el que destaca el papel del tercer premiado, Riess, de 41 años. El primero de ellos recibirá la mitad del millón de euros del Premio Nobel y los otros dos se repartirán la otra mitad.
Los dos equipos, en los años noventa, empezaron a investigar supernovas de un determinado tipo, denominado Ia, para conocer la geometría del universo. Las Ia son explosiones finales de estrellas viejas compactas, con la masa del Sol pero el tamaño de la Tierra.
Estos científicos observaron que medio centenar de tales supernovas lejanas en el cielo brillaban menos de lo esperado, lo que indicaba que estaban más lejos de lo previsto. Esto indicaba, por increíble que pareciera, que la expansión reciente (en términos cósmicos) del universo se está acelerando, como la pelota que, incomprensiblemente, sube cada vez más deprisa en lugar de irse frenando y caer al suelo de nuevo.
"Comunicamos al mundo que teníamos este resultado loco, que el universo se estaba acelerando", recordó ayer Schmidt. "Parecía demasiado loco para ser correcto y creo que estábamos un poco asustados". La expansión del universo, no está, como cabía esperar, ralentizándose desde la gran explosión, hace unos 13.700 millones de años.
Perlmutter destacó ayer la importancia del trabajo de grupo en estas investigaciones, con la participación imprescindible de varias decenas de especialistas en uno u otro equipo competidor. Los cosmólogos, tras la sorpresa inicial de este hallazgo, corroborado por los dos grupos rivales y, posteriormente, en otras observaciones independientes, empezaron a analizar el fenómeno buscando explicaciones.
La teoría más generalmente aceptada es que está en acción la llamada constante cosmológica de Einstein, una fuerza de repulsión (algo parecido a la atracción gravitacional, pero de signo contrario) que el gran sabio alemán introdujo en su teoría para frenar el universo y hacerlo estable, como se pensaba entonces que era. Cuando se descubrió que el cosmos estaba en expansión y que, por tanto, no hacía falta frenarlo, Einstein dijo que la constante cosmológica era su mayor error. Décadas después los científicos han desempolvado la idea para explicar, con esa fuerza de repulsión, la aceleración del universo.
La constante cosmológica es la llamada energía oscura y las investigaciones posteriores a los trabajos de los tres galardonados ahora con el Nobel han determinado que juega el papel fundamental en el universo: el 72% del cosmos es energía oscura, el 23% es materia oscura fría y solo el 4,6% es materia normal y corriente, los átomos conocidos.
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