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Oposición y sindicatos certifican el fracaso

Nada más conocer la valoración del Banco de España, el PSdeG se lanzó a por el presidente de la Xunta. Su portavoz parlamentario, Abel Losada, habló de fracaso y responsabilizó a Feijóo de estar interesado solo en el "marketing político". "Es un fracaso sobre un fracaso", alertó el dirigente socialista, quien lamentó que la Xunta haya actuado de ariete contra el Gobierno central pese a que finalmente el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria haya significado "la salvación de Novacaixagalicia". El alcalde de Vigo, Abel Caballero, que se enfrentó a Feijóo desde el momento en que comenzó el proceso, le exigió ayer que "explique su operación de demolición de las cajas tras un resultado peor del esperado".

Más beligerante aún, el líder del BNG, Guillerme Vázquez, se apresuró a pedir una comisión de investigación en el Parlamento gallego que determine los motivos de la desaparición de las cajas. El diputado nacionalista Fernando Blanco exigió revisar todo el expediente de autorización que ratificó la Consellería de Facenda.

Contra los gestores

Las federaciones de banca de los distintos sindicatos descalificaron a los gestores del proceso. Comisiones Obreras admitió que la situación económica influye, pero recordó que otras cajas lograron un resultado diferente, en alusión a las entidades que sí controlarán sus bancos resultantes. CIG subrayó que la operación estaba pactada de antemano para facilitar "un pelotazo de José María Castellano", actual presidente de Novacaixagalicia Banco. Ese diagnóstico lo compartió también UGT. Su federación defendió la solidez del banco que nace, pero censuró una operación propia "de un pelotazo de los años 80". Más comprensivo se mostró el sindicato de banca Csica, que llamó a "remar todos en la misma dirección".

Los secretarios generales de UGT, Xosé Antonio Gómez, y Comisiones Obreras, Xosé Manuel Sánchez Aguión, exigieron a la Xunta que blinde la obra social, de la que dependen 325 empleos, después de la sangría de despidos que ha dejado en la calle a 1.200 empleados de las cajas. Uno y otro, antes de conocer la decisión del Banco de España, exigieron que se preserven los activos invertidos por los gallegos a lo largo de los años y que consideran en peligro. Ambos criticaron la desunión de las fuerzas políticas gallegas y censuraron al Banco de España por "cambiar las reglas de juego en mitad del partido" .

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