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Dirigente de UGT agredido en la terraza de un bar de Vigo

Emilio Bahamonde López, secretario general de la Federación de Transportes, Comunicaciones y Mar de UGT-Galicia, fue agredido el miércoles por la tarde por un grupo de ocho o nueve individuos, algunos de ellos vinculados con la CIG, cuando se encontraba en la terraza del bar Varillas de Vigo en compañía de otro dirigente de su sindicato, Cándido Rodríguez Graña. Bahamonde, que tuvo que ser atendido de diversas lesiones en el Hospital Povisa, denunció los hechos ayer en la comisaría de policía de Vigo.

Los dos sindicalistas estaban en la terraza del citado bar, sobre las seis y media de la tarde, cuando -relata la denuncia- aparecieron en el lugar ocho o nueve individuos que identificaron como conductores de Vitrasa, la empresa concesionaria del transporte urbano de Vigo. Algunos de ellos están "vinculados" a CIG, según la denuncia. El grupo ocupó una mesa próxima y en voz alta empezaron a aludir a UGT con frases como "Véndense, UGT merda, véndense á empresa". Cándido Rodríguez conocía a uno de ellos, de apellido Mingotes, por haber estado afiliado a UGT, y a él se dirigió: "Oye, Mingotes, vale ya, ¿no?". A lo que este respondió: "Vale, tranquilo", y se calmó el ambiente.

Pero otro del grupo, del que el denunciante solo conoce su nombre de pila, David, continuó con las frases despectivas hacia UGT y cada vez más alterado, hasta acabar dirigiéndose a Bahamonde diciendo: "UGT, fillo de puta, vendido", a lo que el otro respondió: "Tu puta madre". Y ahí estalló la trifulca.

A patadas

David se levantó y propinó un puñetazo a Bahamonde en la boca y la nariz. El sindicalista, que seguía sentado, se amarró al agresor y ambos rodaron por el suelo, arrastrando en la caída a Rodríguez Graña, que se encontraba sentado al lado. Con Bahamonte aún en el suelo, David y otros dos o tres miembros del grupo se liaron a patadas con él: en la cabeza, la espalda, el cuello y los brazos. Otros, mientras, sujetaban a Rodríguez Graña para impedir que le prestara ayuda.

Bahamonte logró zafarse a patadas de David e, incorporados ambos -sangrando los dos por cortes que se hicieron en las manos con los cristales de vasos rotos y otras heridas-, Mingotes los separó. Pero los otros estaban bravos: "Te vamos a matar, hijo de puta, cabrón, sabemos dónde vives, te vamos a joder", se despidieron.

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