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Reportaje:BALONCESTO | Supercopa de España

La puntería tiene cara de niño

El madridista Jaycee Carroll, máximo anotador de la ACB en las dos últimas temporadas, fue misionero en Chile con 19 años y se compara con Navarro

Faustino Sáez

Tiene manos de pianista y alma de artificiero. Jaycee Don Carroll (1983, Wyoming; Estados Unidos) aterrizó hace unas semanas en Madrid con fama de anotador excelso y no ha tardado en acreditarlo. El martes pasado fulminó al Fuenlabrada en el Torneo de la Comunidad con 29 puntos y hoy apuntará al Barcelona en las semifinales de la Supercopa.

Los blancos buscaban cargar de puntos su perímetro y eligieron el mejor currículo. Desde su llegada a la ACB nadie ha anotado más que Carroll. En sus dos temporadas en el Gran Canaria ha sido el máximo anotador de la Liga con promedios superiores a los 19 puntos por partido y el curso pasado fue elegido además en el quinteto ideal de la competición.

"En un día acertado te hace un roto. Los compañeros tienen que buscarle", dice Laso
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Desde bien pequeño, Carroll desborda pasión competitiva. Apuntaba maneras en la natación y se manejaba con destreza en las pruebas atléticas de vallas, pero la influencia paterna le hizo decantarse por el baloncesto. En sus inicios en Evanston High School, llegó a promediar 39 puntos y nueve rebotes por partido, pero cuando la Universidad esperaba a una promesa en ciernes, Carroll decidió dar un giro biográfico. Con 19 años formó parte de una misión de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, una institución mormónica por la que se marchó a Santiago de Chile como misionero durante dos años, en los que abandonó los estudios y el baloncesto. "Mi fe y mis creencias me llevaron allí. Fue una experiencia única. Me desplacé por mi iglesia, intenté poner en marcha proyectos y ayudar a la gente. Me sirvió para crecer mucho como persona", dice.

En agosto de 2004, tres semanas después de regresar de Chile, Carroll se incorporó a la Universidad de Utah. "Viví cuatro años asombrosos. Jugué tres All Star de conferencia y ganamos un campeonato de temporada regular. Además, fui el máximo anotador de todos los tiempos allí y aún mantengo 10 récords individuales", repasa con nostalgia. Allí conoció a su mujer, Baylee, cheerleader del equipo universitario.

De aquellos años conserva la cara de niño y también su mayor frustración. Coqueteó con el draft de 2007, aunque finalmente no se presentó y decidió esperar. Se preparó a conciencia, renunció a las vacaciones familiares y se encerró en la pista del gimnasio para perfeccionar su lanzamiento en jornadas maratonianas. Pero un año después la meca del baloncesto se olvidó de él. Su aire enclenque, sus 25 años y sus escasos 1,88m fueron reticencias insalvables para dar el salto a la NBA. "Fue una decepción, pero seguí luchando para convertirme en mejor jugador y tener nuevas oportunidades". Probó en las ligas de verano de Orlando y Las Vegas y su buen rendimiento provocó que Toronto Raptors y Phoenix Suns se plantearan ficharlo, aunque finalmente no fructificó ninguna oferta. "No tenía interés en jugar en la Liga de Desarrollo y decidí marcharme a Italia". Jugó una temporada en la Lega, en el Teramo, y su carisma pronto conectó con la afición. Pero una vez comprobada su buena adaptación a Europa decidió que Italia sería solo una estación de paso. "Cuando el año estaba acabando, empecé a buscar por mi cuenta información en Internet sobre la ACB. Me planteé como meta jugar en España. Así que cuando el Gran Canaria me llamó, no lo dudé".

Lejos de eclipsarle, la llegada de Rudy ha espoleado su puntería. En Madrid han recibido su muñeca infalible como una bendición. Desde la marcha de Bullock no tenían un jugador así. Esperan sus bombas y las comparaciones son inevitables. "No quiero presumir... digamos que tengo algunas cosas similares a Navarro", apunta con prudencia. "Sus virtudes son muy parecidas a las de Navarro. Es muy activo y enchufa a todo el equipo", explica Carlos Suárez. "Es un anotador compulsivo, capaz de desatascar partidos complicados", cuenta Sergio Rodríguez. "En un día acertado te hace un roto. Los compañeros tienen que aprender a buscarle en situaciones en las que es muy bueno. La pareja Carroll-Rudy es muy parecida a la que ha tenido la selección con Navarro y el propio Rudy. La fuerza será saber combinarlos", cierra Pablo Laso.BALONCESTO

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Sobre la firma

Faustino Sáez
Es redactor de deportes del diario EL PAÍS, especializado en baloncesto. Además del seguimiento de ACB y Euroliga, ha cubierto in situ Copas, Final Four, Europeos y Mundiales con las selecciones masculina y femenina. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS.
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