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El consejero delegado de UBS dimite por el desfalco

El consejero delegado de UBS, Oswald Grübel, dimitió ayer para "asumir la responsabilidad" por el agujero financiero de 1.500 millones de euros originado, supuestamente, por las operaciones irregulares de un agente bursátil del banco suizo en Londres. La mayor entidad bancaria suiza informó de la dimisión de Grübel en un comunicado, en el que además apuntó a que Sergio Ermotti, de 51 años y hasta ahora responsable de UniCredit para Europa, Oriente Próximo y África, sustituirá al hasta ahora número uno de la entidad.

El comunicado también recogió el anuncio de que la dirección tiene el propósito de acelerar la revisión del banco, un trabajo que ya está en marcha, y "concentrarse en la consultoría, mercados de capital, el flujo de los clientes y soluciones de negocios".

El escándalo del desfalco al banco estalló el pasado 15 de septiembre, cuando minutos antes de la apertura de la bola suiza, UBS informó de forma casi telegráfica de que había descubierto que "operaciones no autorizadas" realizadas por un empleado del área de banca de inversión de la entidad habían hecho perder la friolera de unos 1.500 millones de euros al poderoso banco suizo, cuya credibilidad y control de riesgos están en entredicho por la sucesión de problemas de los últimos años.

El arresto en Londres

El presunto responsable del fraude, Kweku Adoboli, de 31 años, fue arrestado en Londres, bajo la acusación de fraude por abuso de su posición. Su jefe directo, John Hughes, presentó su dimisión. Adoboli estudió informática en la Universidad de Nottingham y era uno de los operadores estrella en el área de fondos cotizados y de derivados de UBS en Londres.

Hasta hace poco, Adoboli vivía en un piso por el que pagaba un alquiler de 1.000 libras (unos 1.140 euros) semanales, según su casero, que le describió como un inquilino educado, pero no muy ordenado, que solo un par de veces se había retrasado ligeramente en el pago.

El escándalo de UBS es similar al que hace tres años afectó al francés Société Générale. En aquel caso, otro operador, Jérôme Kerviel, se hizo famoso por causar a la entidad pérdidas de 4.900 millones con operaciones no autorizadas. Kerviel fue condenado a tres años de prisión y a resarcir al banco de las pérdidas.

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