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Reportaje:

"Hoy todo se celebra en un burdel"

Investigadores y especialistas alertan del aumento de la esclavitud sexual

"¡Escúchame! ¡Por favor, escúchame!" El plano fijo abrasando el desvencijado somier de una cama de habitación de hotel queda envuelto por los gemidos de placer de un varón trufados con el susurro de una mujer cuyo sexo ha comprado. La profesional (una rusa de 17 años que su novio vendió a la mafia) solo pide ayuda. El cliente solo consume su producto. La escena del corto de ficción realizado por la actriz y directora Mabel Lozano muestra la tragedia de las víctimas de la trata de blancas (en España supone el 80% de la prostitución, según datos oficiales). Lozano se ha empeñado en retratar la desgracia de la "esclavitud extrema" en un país "tan liberal" como este. Lleva años documentándose y se muestra alarmada por la evidencia: España es de los primeros países de Europa en tránsito y destino de las mafias de trata de mujeres y el tercero en consumo de prostitución. En Galicia, alrededor del 90% de la prostitución está controlada también por mafias, la mayoría procedentes de Sudamérica.

Los hombres que pagan por sexo pasaron del 27% al 33% en seis años

"Hoy todo se celebra en un club", explica la directora cómo la sociedad española ha "normalizado" la esclavitud sexual sin cuestionarse la tragedia que subyace. "La despedida de soltero, el cierre de un negocio, las buenas notas: todo" se celebra en un burdel, insiste Lozano en el acto de conmemoración del Día internacional contra la explotación sexual y la trata de personas organizado por la Secretaría de Igualdade de la Xunta.

La investigadora de la Universidade de Vigo, Silvia Pérez Freire, coautora de un estudio sobre la prostitución, alerta de que los datos del INE y los del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) demuestran que, a pesar del marco legislativo y político, el consumo de sexo de pago aumenta en España: del 27% en 2003 a casi el 33% en 2009. Y el perfil del varón consumidor es tan amplio como difuso. "Son hombres de todas las condiciones sociales y culturales aunque haya un ligero y muy poco significativo aumento entre los niveles medios y bajos". La socióloga hace hincapié en el "dramatismo" que el ejercicio de la prostitución en condiciones de esclavitud supone para las mujeres a las que deja "secuelas físicas y psicológicas". El "drama" de las esclavas frente a la "ociosidad de los clientes que lo que buscan fundamentalmente son emociones fuertes, incluso mediante prácticas pseudodelincuentes que con su novia tendrían que negociar". El trabajo de investigación desvela que si bien no hay perfil del cliente, sí existen tipologías discursivas: misoginia, samaritanismo y mercantilismo. Pero en ningún caso hay una reflexión ética sobre el consumo de sexo de pago y sobre el daño a la víctima, concluye Pérez Freire.

En su opinión, la causa del repunte de este "neomachismo" está en la cultura hedonista que pretende el placer inmediato y sin consecuencias. Y no las hay. "El cliente sabe que da igual lo que haga en el club, que tiene impunidad total". El experto en delitos de trata de personas, el teniente Carlos Bandín, reconoce que ni la sociedad ni las fuerzas de seguridad tienden a identificar a la esclava como víctima pese a que "queda desvestida de toda su capacidad humana". "Esta ofensa criminal de sometimiento y vejaciones ni siquiera es la más penada" por la ley, sostiene Bandín. En su opinión, hace falta "mucho más que un artículo en la ley de inmigración" para poner fin a la tragedia y que se escuche a las víctimas.

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