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Los presos de ETA suscriben un acuerdo que pide el fin de la banda

El colectivo de reclusos se suma al pacto de Gernika, que apuesta por la desaparición de la violencia - Los internos exigen una amnistía

Jorge A. Rodríguez

Los presos de ETA han suscrito de forma mayoritaria el llamado Acuerdo de Gernika, en el que se aboga por las vías exclusivamente políticas y por "un definitivo abandono de su actividad armada" a cambio de contrapartidas -como una amnistía total- consideradas inasumibles por el Gobierno. El llamado Colectivo de Presos y Presas Políticos Vascos (EPPK), que engloba a los 732 reclusos de ETA, hizo público ayer un comunicado en el que muestra su "compromiso firme de empujar para avanzar en el proceso democrático, dentro del Acuerdo de Gernika y según sus contenidos". Dicho acuerdo fue introducido en las cárceles por la izquierda abertzale que apuesta por las vías pacíficas para su debate entre los presos y para intentar que los reclusos presionaran a ETA para que anunciara su final.

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El EPPK subraya que el Acuerdo de Gernika ofrece "una solución integral definitiva" al conflicto "político y violento" que supone la existencia de ETA. Pero el comunicado destila el lenguaje combativo de siempre de la banda, con la reivindicación de una amnistía, del derecho a decidir, la denuncia de la política penitenciaria y con severas admoniciones al inmovilismo del Gobierno. De pedir el final de ETA no dice ni palabra, pese a lo cual, todas las fuentes antiterroristas consideran el comunicado "muy importante".

Los presos etarras no abjuran de "su lucha de siempre", "la lucha a favor de la soberanía de nuestro pueblo", dicen. Además, emplazan a los Gobiernos de España y Francia a tomar decisiones y a que apliquen "inmediatamente y sin contrapartidas de ningún tipo los derechos que nos corresponden". Esos derechos de los que hablan están contenidos en los puntos del Acuerdo de Gernika que afectan a los presos: la concesión de amplios beneficios penitenciarios como primer paso hacia una amnistía y como un peldaño hacia un proceso de negociación entre el Gobierno y ETA. Y eso es inasumible por el Estado, según fuentes gubernamentales.

Gernika reclama que los presos puedan obtener los beneficios penitenciarios "legalmente establecidos". Ello supone que deben cumplir la legalidad, algo que hasta ahora ETA les ha vetado. Aquellos que han optado por soluciones individuales para obtener esos beneficios han sido expulsados de la banda. Y el EPPK, en su nota, se mantiene en la ortodoxia: "No aceptamos la política de salidas y beneficios personales que nos ofrecen los sistemas carcelarios de España y Francia".

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Pese a todo, el EPPK muestra su disposición a participar "hasta el final" en el proceso que se marca en los puntos del documento de Gernika, es decir, en la búsqueda de un escenario de paz y soluciones democráticas mediante "el uso de medios exclusivamente democráticos y pacíficos para resolver las cuestiones políticas".

Las fuentes gubernamentales consultadas ven esta declaración de los presos como "un paso", aunque ven que el mundo que gira alrededor de ETA lo va a vender como "el paso", es decir, como un movimiento que pone la pelota en el lado del Gobierno para que adopte medidas como el traslado de los presos etarras al País Vasco, la libertad de los presos pendientes de juicio...

La decisión de los presos ha llegado tras un largo proceso de debate, impulsado por la izquierda abertzale. Esta pretendía sumar fuerzas a sus tesis de utilización de vías exclusivamente políticas para ganar el pulso que actualmente se mantiene en ese mundo entre los que optan por las vías exclusivamente políticas -aunque de momento sin abominar de su historia- y los que pretenden la combinación de bombas y votos. El EPPK lo suscribe, entre otros motivos, porque supone "el reconocimiento de la interlocución de EPPK", ahora algo abandonado por ETA.

El acuerdo ha sido suscrito por los presos de forma mayoritaria, aunque un 10% (entre 70 y 80 presos, supuestamente los más duros) se han mostrado críticos o directamente no lo han firmado.

El comunicado del EPPK era esperado para el domingo, pero la difusión de otro por parte de colectivo de Presos comprometidos con el irreversible proceso de paz -excluidos del EPPK- precipitó su difusión. Estos también apoyaban el cumplimiento íntegro del acuerdo, incluyendo el que se abordase sin más dilaciones "el reconocimiento y la reparación de las víctimas y la reconciliación social".

Familiares de presos de ETA, ante la cárcel de Martutene, en San Sebastián, en diciembre de 2007.
Familiares de presos de ETA, ante la cárcel de Martutene, en San Sebastián, en diciembre de 2007.JESÚS URIARTE

Las claves del Acuerdo de Gernika

- La declaración de ETA de un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada.

- El cese de la política penitenciaria que se sigue contra los presos/as políticos vascos, planteada hasta ahora como parte de estrategias de confrontación y la adopción de las siguientes medidas como primer paso del camino hacia la amnistía, que conduzca a la ausencia total de presos/as y exiliados/as como consecuencia del conflicto político:

-Traslado de los presos/as a Euskal Herria finalizando la práctica de la dispersión.

-Liberación de presos/as con graves enfermedades.

-Concesión de libertades provisionales a todos los presos y presas preventivos pendientes de juicio en prisión.

-Concesión de libertades condicionales a todos los presos penados que hayan cumplido los requisitos legales.

-Aplicación sin restricciones ni arbitrariedades de todos los beneficios penitenciarios legalmente establecidos.

-Derogación de la legislación que impone 40 años de condena.

- La revisión de los procesos judiciales contra personas y estructuras organizativas derivados de su actividad política.

- El levantamiento de las medidas restrictivas y/o prohibitivas en su actividad política impuestas a militantes y organizaciones independentistas.

- Las organizaciones políticas, sindicales y sociales demandamos a ETA y al Gobierno español la toma de decisiones e iniciativas que permitan configurar un escenario de no violencia con garantías de normalización política progresiva.

- Asimismo, las partes firmantes consideramos que en el marco de un proceso de estas características, donde se haya consolidado ese escenario de paz y normalización política suficientes, será imprescindible activar espacios de diálogo y negociación política para abordar en su integridad las causas y consecuencias del conflicto.

- El diálogo y la negociación política en todos los ámbitos se regirán y sustentarán por compromisos establecidos en los llamados Principios Mitchell:

-Uso de los medios exclusivamente democráticos y pacíficos para resolver las cuestiones políticas.

-Oposición a cualquier intento de utilizar la fuerza o amenazar con utilizarla para influir en el curso o en los resultados alcanzados en las negociaciones multipartitas.

-Compromiso de respetar los términos de cualquier acuerdo alcanzado en las negociaciones multipartitas, así como de recurrir solo a métodos exclusivamente democráticos y pacíficos para tratar de modificar cualquier aspecto de esos acuerdos.

- Necesidad de un reconocimiento, reconciliación y reparación de todas las víctimas, originadas por el conflicto político y la realidad de las múltiples violencias.

- El proceso de negociación para la obtención de acuerdos políticos será patrimonio exclusivo de los agentes políticos, sindicales y sociales.

- Los contenidos del diálogo político buscarán un acuerdo incluyente entre todas las culturas políticas del país, sobre el reconocimiento tanto de la realidad nacional vasca como del derecho a decidir, y el respeto a la voluntad popular democrática sobre el modelo jurídico-institucional.

- Firmantes del acuerdo: La izquierda abertzale, EA, Aralar, AB, Alternatiba, LAB y 30 agentes políticos, sindicales y sociales de toda Euskal Herria.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)
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