A Mario Vargas Llosa
Apreciado Mario: ven unos días a Barcelona a conocer gente normal y a entender lo que representa el catalán para nosotros. Ni José Agustín Goytisolo ni yo hemos sido exagerados en que solo se hable catalán. Él escribió siempre en castellano a excepción de Novíssima Oda a Barcelona y Parcs Naturals de Barcelona, pero fue un buen traductor de la literatura catalana, fundó una colección con el proyecto de 100 títulos traducidos al castellano y divulgó por España e Hispanoamérica la magnífica obra de nuestros autores.
Créeme, no te ajuntes con los que hablan de derechos del castellano aquí: no conocen la situación o la tergiversan. Si el catalán no hubiera defendido sus derechos, integrando al mismo tiempo a la gente llegada de fuera, hace tiempo que habría desaparecido, y tú sabes que los idiomas minoritarios, además de ser la expresión espontánea del alma de personas reales, son un tesoro que hay que defender.
¿Cómo podemos comparar el castellano, con tantos millones de hablantes, con el catalán que apenas lo leen y escriben habitualmente, unos tres millones de personas?
Para mí, con una infancia partida por las dos lenguas, tan queridas y admiradas las dos, es una tristeza que personas como tú no vengáis a conocernos, a preguntarnos, y no ayudéis a defender este tesoro, también tuyo, Mario.
Pareces sensible aunque te conozco poco: te conocí en Barcelona por los años sesenta, y te recuerdo muy simpático el día que cenamos en un alegre restaurante chino, en Lima. Eran días difíciles, ya en ese 1972, cuando José Agustín llevó a Salvador Allende la carta de Pablo Neruda como presentación al proyecto de un barrio que un taller de arquitectura de Barcelona regalaba a Chile.
Pero vuelvo a expresarte mi deseo de que vengas y te pasees, "como quien no quiere la cosa". Luego llámame y nos tomaremos un café por ahí con algunos amigos.
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