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Reportaje:

Miedo en el patio de butacas

Ramón Langa y Gutiérrez Caba estrenan 'Drácula' en el Teatro Lope de Vega

Margot Molina

Miedo. Eso es lo que le espera al público que acuda esta noche al estreno de Drácula en el Teatro Lope de Vega de Sevilla. La obra que protagonizan Ramón Langa, Emilio Gutiérrez Caba y María Ruiz es una versión muy fiel a la novela de Bram Stoker de 1897 y se presenta despojada del romanticismo del cine. Después de más de 1.000 funciones de La mujer de negro, el equipo formado por Gutiérrez Caba, Jorge de Juan y Eduardo Bazo le ha cogido el gusto a eso de ponerle los pelos de punta al respetable y vuelve a la carga con un clásico del terror.

"Con La mujer de negro descubrimos cómo el público se involucra más en una historia de terror en el patio de butacas de un teatro que en el de un cine. Cuanto más se asustaba la gente, mejor lo pasábamos nosotros y supongo que eso es lo que ocurrirá con Drácula también", confesó ayer Jorge de Juan, que dirige la obra junto a Eduardo Bazo.

La versión, fiel a la novela de Bram Stoker, incorpora la magia al montaje

"Cuando hicimos La mujer de negro en Santander hubo una persona que se orinó en la butaca de miedo", añadió satisfecho Emilio Gutiérrez Caba. Para el veterano actor, que encarna al profesor Van Helsing, no hay pruebas de que el protagonista de la novela de Bram Stoker -que se pone en escena en la versión dramática de Hamilton Deane y John L. Balderston- existiera, pero tampoco las hay de lo contrario.

"Lo que realmente trata Stoker es cómo se contagian las ideas entre los seres humanos y eso es algo que está totalmente vigente ahora que vivimos en un mundo globalizado", apunta Gutiérrez Caba.

"En la novela no existe el mito romántico, Drácula siempre habla de los personajes femeninos desde su deseo de posesión. Nosotros hemos querido ser fiel a la novela y nos hemos apartado de la iconografía amorosa que aparece en algunas versiones cinematográficas como la de Coppola. Vamos al mito puro y duro", asegura De Juan.

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La iluminación, de Gustavo Pérez Cruz, y el sonido, de Raúl Bustillo, son cruciales para acentuar la atmósfera gótica que recrea la escenografía de Carmen Castañón. "Es una puesta en escena en la que están presentes todos los códigos del género. La acción se desarrolla en un pabellón psiquiátrico que es una mansión gótica y también se ve la cripta de Drácula", aclara Jorge de Juan sobre la obra que podrá verse en Sevilla hasta el próximo domingo.

Para añadirle más misterio al asunto el montaje cuenta con la colaboración del mago Yunke, cuyos poderes hacen aparecer y desaparecer a Ramón Langa en su papel del conde de Transilvania o levitar a María Ruiz, que encarna a la ingenua y dulce Mina. La magia es un elemento sorpresa en esta producción tan fiel a la historia que tiene hasta vampiros sobrevolando el patio de butacas.

"Lo importante de la obra es que los personajes no saben nada sobre vampiros, desconocen lo que está pasando y por eso la obra está llena de misterio y suspense. Drácula es un conde muy amable que ha llegado a Inglaterra hasta que en el vecino sanatorio psiquiátrico comienzan a suceder cosas muy extrañas", explica Ramón Langa, tan metido en su papel que su rostro no dibuja una sonrisa.

"La fuerza dramática de la historia radica en que se trata de personas normales que viven circunstancias anormales", aclara Martiño Rivas, quien encarna a Jonathan Harker. Esas circunstancias van transformando la realidad de los protagonistas mientras que Mina, la joven vampirizada, "deja de ser una víctima para convertirse también en un animal", concluye María Ruiz.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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