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Las enfermedades no transmisibles causan el 63% de las muertes

"Estamos ante la globalización de un estilo de vida no saludable", dice la OMS

Se pueden salvar millones de vidas al año. Es lo que las Naciones Unidas dice que podría conseguirse si los Gobiernos se comprometen y adoptan simples iniciativas preventivas de enfermedades no transmisibles, como las dolencias cardiovasculares y respiratorias, la diabetes o el cáncer. Causan entre todas el 63% de los 58 millones de muertes que ocurren al año en el mundo, según datos presentados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la cumbre temática que celebra desde ayer Naciones Unidas, coincidiendo con la presencia de los jefes de Estado y de Gobierno que participan en la Asamblea General. En EE UU y España esta proporción es de nueve de cada 10.

Solo el cáncer mata a 7,6 millones de personas al año. Como indica la ONU, es más que el sida, la malaria y la tuberculosis juntos. A estos se le suman 17 millones por infartos u otras enfermedades cardíacas, o los 1,3 millones por diabetes. Otro dato más: nueve millones de personas fallecen por una enfermedad no contagiosa antes de llegar a los 60 años.

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Pero como indican desde el organismo, son las enfermedades infecciosas, mucho menos frecuentes, las que se llevan la atención. La princesa jordana Dina Mired, que intervino en nombre de la sociedad civil, puso de relieve que al hablar de las crónicas se comete una "injusticia de etiquetado". "No solo afecta a sociedades ricas", por eso cree que debe reconocerse como "epidemia, no como un reto".

La reunión de alto nivel pretende, de hecho, servir para poner en evidencia un problema creciente en los países en desarrollo por el consumo de tabaco, el sedentarismo y la obesidad. "Es una situación de emergencia a cámara lenta", advirtió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en su llamamiento a la colaboración, incluida la industria farmacéutica.

Como dijo Ban, esta vez no se trata de combatir un virus o un germen, sino de atajar "malos hábitos" de las sociedades modernas que pueden afrontarse con medidas no muy costosas y de una forma preventiva. Las estadísticas, señaló, "son alarmantes". Y se refirió al 17% de incremento de muertes previsto para la próxima década.

Margaret Chan, directora general de la OMS, reiteró que esta primera reunión "debe ser un toque de atención" para los Gobiernos. "Sabemos lo que se avecina", dijo. "La ignorancia y la inercia deben ser relevadas por acciones concretas sin esperar", para combatir lo que calificó como "la globalización de un estilo de vida no saludable". "La obesidad muestra que algo va mal".

Un simple cambio en el estilo de vida, añaden los expertos, es suficiente para reducir significativamente el riesgo. La OMS habla de que pueden salvarse 30 millones de vidas en una década con solo reducir el consumo de tabaco y de sal, o con tratamientos preventivos. Pero es en el acceso a los medicamentos donde el debate se vuelve intenso.

"Afortunadamente pude viajar para salvar a mi hijo con leucemia", dijo la princesa ante el plenario. "La gran mayoría no puede", remachó, por eso dijo ante el aforo que "la disparidad de tratamiento es inaceptable". "No es solo una cuestión de elección o preferencias de estilo de vida. Se trata de proveer medicamentos esenciales a los que los necesitan ya".

Los tratamientos, reiteró Ban, deben ser asequibles y accesibles. Por eso hizo un llamamiento a la industria para que se implique más. Un sector en el que las farmacéuticas chinas e indias empiezan a entrar en el comercio global, con copias genéricas más baratas que pueden desatar la batalla con las farmacéuticas occidentales y los dirigentes de los países ricos.

La Administración de Barack Obama, según revela The New York Times, trata de poner freno a los esfuerzos de los países pobres para alcanzar un acuerdo internacional que les permita importar estos medicamentos sin restricciones. El argumento de Washington es que no son tan urgentes como la pandemia del sida y se deben mayormente a un estilo de vida.

La declaración política pactada en la ONU, de hecho, no hace referencia a esta cuestión. Y aunque trata de galvanizar la acción de los Gobiernos en los próximos años, evita establecer objetivos y no crea un fondo para financiar iniciativas, como se hizo para combatir el sida o la malaria. Tampoco está claro cómo el sector privado puede implicarse con este clima económico adverso.

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