El oro de Felipón
El deporte español vive felizmente instalado en la edad de oro. Hoy en día no hay plaza que parezca inalcanzable, ni siquiera las más remotas. Aquellos pioneros españoles de hace unas décadas abrieron la puerta y una generación sin complejos ha situado al país en el Everest deportivo. Aunque palidecen algunas disciplinas como el atletismo y la natación, el deporte español pica alto en casi todos los escenarios, ya sea el universo de la NBA como la fórmula uno, por no hablar de Nadal y el equipo de fútbol campeón mundial.
La selección española de baloncesto conquistó el domingo su segundo Campeonato de Europa consecutivo, un hito que nadie lograba desde la gran Yugoslavia de los años noventa. Bajo el mando de un Navarro espectacular y del liderazgo de Pau Gasol, barrió en la final a Francia (98-85) con un juego rápido, disciplinado y coral. Este grupo es quizás el mejor símbolo de una hornada nunca antes vista en el deporte español. No solo por un palmarés de leyenda, con un oro mundial, dos europeos y una plata olímpica en los cinco últimos años. Sino por encarnar los valores propios del deporte. Como dijo el seleccionador, Sergio Scariolo, estos jugadores representan el altruismo, el compañerismo, la disciplina y la humildad, "los valores auténticos del deporte".
Con tantos líderes y con figuras como Pau y Navarro, en un camerino con seis jugadores de la NBA no serían difíciles las envidias y los roces. Pero la selección se siente como una familia, como un grupo de amigos que cada verano, al terminar el trabajo con sus clubes, en la NBA o en Europa, se reúnen para hacer historia en el deporte español.
La Copa de campeones de Europa la levantó Felipe Reyes. Deportivamente, no fue el jugador más decisivo. En la final contra Francia, por ejemplo, solo jugó un minuto. Pero en ese momento en que el mundo miraba, Felipón representaba la unión del grupo. Su padre murió hace un mes, durante la concentración de la selección, y sus compañeros decidieron que debía ser él quien levantara la copa al cielo. "Eso representa lo que somos", dijeron los jugadores. España mira ya a los Juegos Olímpicos de 2012, su siguiente reto. Bajo el espíritu de Felipón.
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