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Strauss-Kahn: "Solo he cometido una falta moral"

El exdirector del FMI renuncia a ser candidato socialista a la presidencia

Estaba en la cima del mundo y de repente salió en televisión, esposado y acusado de cometer un delito sexual contra una camarera de hotel. ¿Cómo salvarse de eso? El enigma quedó medianamente resuelto anoche: Dominique Strauss-Kahn (DSK), exdirector del Fondo Monetario Internacional, puso la cara del hombre inocente y perseguido al romper un silencio de cuatro meses. "No hubo violencia, no hubo agresión, ni coacción, no hubo ningún acto delictivo", afirmó DSK sobre lo sucedido con la camarera guineana Nafissatou Diallo el pasado mayo en la suite del hotel Sofitel de Nueva York. El político socialista aceptó solo un error: "Cometí un fallo moral. Una falta, una herida. Sé que he hecho mucho daño a mi entorno. A mi mujer, a mis hijos y a mis amigos. Y además he fallado a mi cita con los franceses, y esto lo he lamentado todos los días".

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DSK eligió para confesar su "arrepentimiento" el telediario de TF1 presentado por su amiga Claire Chazal. Y en 20 minutos explicó a los franceses (la cadena privada esperaba 15 millones de espectadores) su delicada situación personal, judicial, política y pública. Para subrayar su inocencia, el exdirector del Fondo Monetario Internacional se remitió al informe del fiscal neoyorquino que decidió retirar los cargos contra él. "Pese a las docenas de mentiras que se han publicado, el fiscal afirma que no hay una sola acusación que se sostenga", dijo mostrando el documento. "Dice que Diallo mintió en todas las declaraciones que hizo, que no se le puede creer una palabra. Llega a decir que su versión es surrealista, que dio muchas versiones diferentes y añade que no ha lugar a continuar con el proceso. Lo dice el fiscal, no lo digo yo".

El hombre que hace solo dos meses parecía llamado a suceder a Nicolas Sarkozy en el Elíseo, y a proponer a Francia las recetas económicas que deberían ayudar al país, y a Europa, a salir del estancamiento y la incertidumbre, compareció en la pantalla serio y tenso, hablando con mucha calma y midiendo las palabras. "Si no hubo violencia, ¿a qué atribuye entonces la denuncia?", le preguntó la periodista, "¿está dispuesto a negociar para cerrar la causa civil?". "Creo que se trata de un asunto financiero, de un asunto motivado por el dinero, pero eso lo sabremos al final", respondió DSK. "Y no, no tengo ninguna intención de negociar".

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El relato de DSK sobre su detención en el avión y los cuatro días pasados en la cárcel de Nueva York pareció sincero: "Tuve miedo, mucho miedo, y me sentí humillado. Me vi prisionero en una maquinaria infernal, en una situación de una violencia inaudita. Pensé que me iba a aplastar. Sufrí ataques terribles sin poder decir una palabra".

El político socialista consideró "posible" que alguien le haya tendido "una trampa". "Alguien le dio informaciones sobre mí al abogado de Diallo", dijo. "Pero no sabemos quién. Ya nos enteraremos".

La entrevista alcanzó su clímax dramático cuando Claire Chazal preguntó a DSK sobre su mujer, la experiodista y rica heredera Anne Sinclair: "Es una mujer extraordinaria, sin ella no habría podido resistirlo. Tengo una suerte loca de tenerla a mi lado. Le he hecho daño, pero ha estado siempre cerca, probablemente porque creyó en mi inocencia desde el minuto uno".

Sobre la segunda causa contra él, la denuncia por violación de la joven reportera y novelista Tristane Banon, Strauss-Kahn también se declaró inocente. "No hubo ni agresión ni violencia, simplemente ella ha declarado unos hechos imaginarios y ha interpuesto una denuncia calumniosa", zanjó.

El alegato en defensa propia del exministro de Finanzas sirvió también para confirmar que quería ser candidato a las presidenciales pero que eso "quedó atrás".

DSK explicó que no tomará partido por ninguno de los seis aspirantes a las primarias socialistas: "No puedo inmiscuirme en las primarias", señaló, "pero la victoria de la izquierda es necesaria para el país".

Dominique Strauss-Kahn, durante la entrevista.
Dominique Strauss-Kahn, durante la entrevista.FRANCOIS GUILLOT (AFP)

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