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Reportaje:

Tsonga desvela el misterio

Tras el aplastante triunfo en dobles, Francia cruzará hoy al número 10 con Nadal

Igual que un poeta, Guy Forget, el seleccionador francés, rebusca entre metáforas para describir lo que han visto sus ojos: a Michael Llodra y Jo-Wilfried Tsonga dando un recital (6-1, 6-2 y 6-0 a Feliciano López y Fernando Verdasco) para mantener viva a Francia en las semifinales de la Copa Davis (2-1). "Un sueño", dice Forget sobre la peor derrota en la historia de un dobles español por número de juegos ganados (tres). "Un partido de sentido único", cuenta luego. "Si fueran estudiantes y estuvieran en el instituto, si yo fuera su profesor, a mis chicos les daría la matrícula de honor". El vestuario francés dejó la pista el viernes deprimido. Ayer, tras la apabullante exhibición de sus doblistas y el horroroso encuentro de los españoles (16 puntos ganados al resto, uno en toda la segunda manga), Francia llega agarrada a un fenómeno de la naturaleza: Tsonga, que será el rival de (12.00, Teledeporte) Rafael Nadal e intentará estirar el duelo hasta el quinto punto, en el que se cruzarían, si no hay más cambios, Richard Gasquet (o LLodra) y David Ferrer.

Feliciano y Verdasco solo ganaron tres juegos: la peor derrota de la historia

¿Por qué juega Tsonga hoy y no el viernes? "Porque llegó aquí cansado de Nueva York, le costó adaptarse al cambio de superficies y horarios, y no se sintió como para jugar tres encuentros en tres días", resumió Forget sobre el número 10 del mundo, que no golpea pelotas sino que las rompe; que no saca bolas sino piedras; que se mueve como un poderoso tanque para lanzar cuantos más ataques mejor con el cañón de su derecha. "Tanto Jo como yo estamos enamorados de la Davis. Él, además, irradia tanta energía positiva que no es posible quedarse por detrás", añadió Llodra, fantástico en la carga hacia la red, por donde se cruzaba su compañero como el avión al que la gravedad acerca al suelo. "Estoy preparado", dijo Tsonga, un peso pesado, invicto (7-0) cuando ha jugado un partido individual que todavía contaba en la eliminatoria. "Jugar contra Nadal, en una pista como esta, es un reto", cerró.

Antes, Tsonga disputó el dobles. A ese encuentro llega con retraso Mariano Rajoy, al que recibe el público con una mezcla de silbidos y aplausos, caldeado ya el ambiente por el espectáculo de la pista. Si los gestos describen los estados de ánimo y de las relaciones, estos son los que dibujan los de la descoordinada pareja española, dos sacadores que ceden la friolera de siete breaks: se hablan poco, se miran menos y salen de la pista por separado, algo que no se ve todos los días. "Salir separado o no es una casualidad", dijo Feliciano. "Mal rollo nunca ha habido ni va a haber. Es absurdo pensar en eso. Las circunstancias del partido no han sido las más idóneas para creer que podíamos remontar. Solo pensaba en la que nos estaba cayendo".

"Esta derrota duele por lo contundente del resultado, por lo mostrado, por esa falta de comunicación, pero a alguno le dolerá más en tres meses", valoró Emilio Sánchez Vicario, exseleccionador español. Preguntado por si se refería a que uno de los doblistas no disputaría una hipotética final contra el ganador del Serbia-Argentina (Serbia ganó el dobles: 1-2), en beneficio del ahora lesionado Marcel Granollers, el técnico contestó citando a John Wooden, mítico entrenador de baloncesto: "Fallar o perder no es morir, no competir o no intentarlo podría serlo'. Estas derrotas duelen más con el paso del tiempo". Ahora Tsonga reta a Nadal.

Tsonga envía un revés a la red.
Tsonga envía un revés a la red.MARCELO DEL POZO (REUTERS)

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