"Nos encantan las ansias de ganar"
El espíritu de España queda concentrado en dos gritos. "¡Muro!", exclaman los jugadores cuando unen sus manos en el centro de la pista. "¡Felipón!", unen sus voces para dar cariño a Reyes, que sufrió la muerte de su padre hace un mes, durante la concentración con la selección. Todos aseguran sentirse parte de una gran familia que cada verano se junta para hacer historia. Los lazos son todavía más fuertes para Pau y Marc, los hermanos Gasol. Marc (Barcelona, 1985) juega hoy ante Francia su quinta final en seis años como internacional, convertido ya en una referencia.
Pregunta. ¿Se sienten representantes de una generación española sin complejos y acostumbrada a ganar?
Respuesta. Estamos acostumbrados no tanto a ganar como a competir. El ganar a veces no depende tanto de uno mismo. Si has competido y has dado el máximo, nos podemos mirar a la cara y no pasa nada. El problema es si pierdes la identidad. Pero nosotros siempre jugamos con ganas y con ilusión. Nos encanta competir, lo amamos. Nos encantan esas ansias de ganar. Vivimos de eso. Tenemos ya la clasificación para los Juegos Olímpicos del próximo año, es un premio... Pero ni pensar en la plata. Oro, oro... No pensamos en nada más.
"Será duro. Hay que estar muy bien de cabeza y lograr que no estén cómodos"
"Para jugar aquí hay que tener mucho nivel. Si te duermes, te quedas fuera"
"No entiendo el éxito sin la lucha. Si no sufres, el triunfo no sabe igual"
"No he sentido más presión por el apellido. Es un honor, no una responsabilidad"
P. ¿Cómo ha crecido ese gen competitivo?
R. Viene de generaciones anteriores. No te levantas un día y comienzas a ganar. Navarro, Pau, Felipe, Raúl López... Empezaron en Sidney 2000 y se empaparon de otros jugadores. Jiménez, Garbajosa, antes Nacho Rodríguez, Angulo... El espíritu ganador se ha transmitido. Y siempre nos sacrificamos los unos por los otros. Va en nuestro DNI.
P. ¿Cómo explica el boom del deporte español?
R. Por el trabajo desde pequeños. Un deportista no llega a los 20 años y de repente está al máximo nivel mundial y es el mejor. Por ejemplo, en baloncesto este verano es inaudito por los éxitos de las categorías inferiores. Eso no puede ser una casualidad. Es un camino marcado.
P. ¿El éxito individual de cada jugador de esta selección ha motivado a los demás a superarse?
R. Eso va en la naturaleza de estos jugadores. Si uno de nosotros deja de querer mejorar, no irá bien. Si te duermes, te quedas fuera de este equipo. Para jugar con España hay que tener mucho nivel. Hay muy buenos jugadores que no han entrado en la lista de 12.
P. ¿Qué final espera?
R. Muy dura. Hay que estar muy bien de cabeza. Francia es otra con Parker y Noah. El partido no tendrá nada que ver con el de la segunda fase, y además una final es diferente a todo. Ganará el que haga que el rival no esté cómodo y no pueda hacer su juego. Tienen un nivel físico muy alto. También dependerá de dónde ponen los árbitros el listón. Contra Macedonia se permitieron muchos contactos debajo de la canasta.
P. Entonces, en semifinales, les salvó Navarro con una actuación de genio.
R. Navarro es... La Bomba. Cuando le vi meter un triple a un pie sabía que el partido se había acabado, que la iba a liar. Lo ha hecho tantas veces... Metió canastas de todos los colores, con la derecha, con la izquierda, de dos, de tres...
P. ¿Cómo es Noah?
R. Es un jugador muy activo. Va muy bien al rebote. En el poste bajo le gusta mucho ir más a izquierdas, penetra bien y es fuerte.
P. ¿En qué es mejor Francia?
R. Tiene jugadores muy parecidos que pueden alternarse en muchas posiciones. Batum, Pietrus y Diaw pueden cambiar. El pick and roll de Parker va a ser muy importante defenderlo bien. Es un jugador que lo condiciona todo. Tienen las ideas muy claras y es un equipo muy compensado y con jugadores con experiencia. Va a ser un duelo muy bonito.
P. ¿Cómo es compartir el juego interior con Pau?
R. Hablamos bastante durante el partido, pero sin darnos consejos. Siempre hemos sido muy ambiciosos y eso nos lo hemos contagiado el uno al otro.
P. Usted es el jugador español con más minutos en pista, 275 en 10 partidos. ¿Se siente más importante ahora en la selección?
R. Sí. Este año, con la baja de Jorge [Garbajosa], ha cambiado el estilo. Pau ha pasado a jugar de cuatro y yo de cinco, y eso me ha dado otro papel. Todo el mundo tiene su momento. Yo he crecido, sí. Es un camino natural. Voy madurando y aprendo de mis experiencias. Y cuando llega mi momento, lo hago bien. Estoy disfrutando. Con los años, voy ganando tranquilidad, y eso se nota en el juego. Ahora soy menos impulsivo que hace unos años. Veo las cosas con más perspectiva.
P. ¿Qué le define?
R. La lucha. Siempre he tenido que pelear mucho en mi carrera. Pero no entiendo el éxito y las victorias sin la lucha. Si no sufres ni te esfuerzas, el triunfo no sabe igual. Yo estoy acostumbrado a pelear. No me arrugo, no tengo miedo. Me voy planteando nuevos retos en mi carrera y los voy sacando adelante.
P. ¿Ser el hermano pequeño de Pau Gasol le ha hecho tener que demostrar algo más?
R. Con Pau no ha sido tan así. Pau floreció un poco más tarde, y cuando él explotó yo ya tenía hecho un nombre en las categorías inferiores del Barcelona. La gente entonces se fijó más en mí: "Ah, pues también tiene un hermano pequeño que juega al baloncesto", decían. Pero yo había hecho camino. El apellido no es una responsabilidad. Es un honor. Primero por mi familia. Y para Pau también. Llevar el nombre de nuestros abuelos y de nuestro padre en la espalda es un orgullo. No he sentido más presión por ello. Una persona depende de sí misma, de lo que haga y de lo que se gane. Mire a Noah. Él ha luchado para ser quien es. Ser el hijo de... No le ha hecho trabajar menos y ahora lo ha demostrado. Mis padres nunca nos agobiaron ni nos metieron presión. Son gente muy tranquila que nos llevaba a los partidos. Nosotros decidimos nuestro futuro.
P. Su abuelo les llevaba a ver al Espanyol...
R. Sí, a Sarrià... Aunque ahora somos del Barça. Pau y yo no hemos sido muy futboleros hasta que nos hemos hecho mayores...
P. ¿Cómo es su relación con el Barcelona?
R. Buena, normal. La gente se pensó que yo salí mal del Barcelona y no es así. Salí porque yo quería jugar y en ese momento no podía, así que me busqué la vida. Pero es el equipo de mi casa, donde he jugado desde preinfantil... ¿Volver? No me he planteado mi futuro.
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