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ANÁLISIS
Columna
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Unas gotas de demagogia

ANÁLISIS

Desde que el PSOE decidiera convertir la recuperación del impuesto de patrimonio en el eje central de la precampaña de las elecciones generales no ha parado de meterse en charcos. Primero hubo confusión sobre el número de contribuyentes afectados, luego no se aclaró sobre cuál iba a ser la subida sobre el mínimo exento para gravar solo a los grandes patrimonios y, para rematar, el ministro portavoz, José Blanco, se enredó con la vicepresidenta de Economía. Al final ha quedado claro que Elena Salgado llevaba razón y que no se puede retirar la compensación que llega del Estado desde que el Gobierno decidió retirar el impuesto en 2007.

Por si el lío no fuera suficientemente grande de por sí, llegó ayer el secretario general de los socialistas valencianos, Jorge Alarte, diciéndole al Gobierno de la Generalitat que no cuente con el PSPV para llegar a ningún acuerdo si no cobra el impuesto de patrimonio. Alarte justificó su anuncio con unas cuantas gotas de demagogia a cuenta del incremento de la tasa de basura en el área metropolitana de Valencia y del paro entre los jóvenes.

Más información
Alarte vincula todo pacto con Fabra a que imponga el impuesto sobre el patrimonio

Resulta difícil discernir qué tiene que ver la recuperación del impuesto de patrimonio con los acuerdos que propone el Consell sobre diez grandes asuntos. A estas alturas del partido, Alarte y los suyos deberían empezar a tener claro que es mucho más importante iniciar un diálogo con la Administración de Alberto Fabra para alcanzar consensos que echarse al monte de la bronca perpetua.

Es verdad que la iniciativa del Consell es tramposa. En primer lugar, porque pretende que se den por buenos aspectos del programa del PP inasumibles por los grupos de la oposición. Y en segundo, porque se nota demasiado que busca complicidades con que justificar los recortes sociales que se van a intensificar después del 20-N.

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Pero si el PSPV pretende ser una alternativa política en el presente y un partido de Gobierno en el futuro, tendrá que sentarse con el PP -que ya no es el de Camps- para intentar llegar a consensos necesarios para la Comunidad Valenciana. Echar los pies por delante, como hizo ayer Alarte, no aumenta la credibilidad social de su partido por más que a sus militantes les pueda encantar.

Una pregunta: ¿Por qué el PSPV no incluyó entre sus propuestas al programa del candidato Rubalcaba la modificación de la ley de financiación autonómica que tan lesiva es para los valencianos? Se recibiría más dinero que con el impuesto de patrimonio.

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