Última lección del maestro Jesús del Pozo
La emotiva colección póstuma del creador inaugura la pasarela Cibeles
En 1986, Jesús del Pozo invitó a Leonor Pérez Pita a comer al restaurante New Yorker. Ella quería que volviera a desfilar en la pasarela Cibeles, como había hecho el año anterior. Él se negó. Al día siguiente, Pérez Pita recibió un cesto de alhelíes. "Era elegante hasta para decirte que no", recordaba ayer la directora de Cibeles Madrid Fashion Week antes de que se presentara la colección póstuma del diseñador.
Un mes y tres días después de su muerte, la jornada inaugural de la principal cita de la moda española se convirtió en un homenaje al carismático diseñador. Se mostró la colección de primavera-verano 2012 en la que Del Pozo estaba trabajando cuando se agravó el enfisema pulmonar que padecía. "En ningún momento se nos pasó por la cabeza no presentarla", explicaba Ainhoa García, directora general de la firma. "Estaba adelantada y es lo que hubiera querido". Como única concesión a la nostalgia, el vestido inicial era de otoño de 1995.
Tenía sentido que entre el público hubiera tantos diseñadores
Desde la puesta en escena hasta la ovación final en pie, el acontecimiento tuvo un carácter contenido y sobrio que parecía hecho a la medida de la filosofía estética del madrileño. Y de la seriedad con la que se tomaba su oficio, compatible con un travieso sarcasmo. Tenía sentido que hubiera tantos diseñadores -Francis Montesinos, Ágatha Ruiz de la Prada, Modesto Lomba, Juan Duyos o Roberto Torretta- y que la pasarela estuviera decorada con el espejo que preside el salón de costura de su taller.
Del Pozo peleó porque la moda fuera una realidad empresarial. Curiosamente, el esfuerzo didáctico y gremial que recorrió sus más de 35 años de carrera cobra ahora nuevo sentido. "Por primera vez en la moda española asistimos a la continuidad de un proyecto", señalaba Modesto Lomba. El presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) señalaba la importancia de este lance para sus compañeros. "Que una marca con una identidad tan establecida sea capaz de sobrevivir a su fundador es una oportunidad para nuestra industria". Para lograrlo, las 22 personas del taller en las que ha recaído esa tarea se han aferrado a las enseñanzas de un hombre que ya en 2004 creó una fundación para difundir su legado.
"No temía abrirse a las nuevas generaciones para transmitir su conocimiento", recordaba ayer Ángeles González-Sinde. La ministra de Cultura conoció a Del Pozo en "la noche" de los años ochenta, cuando su local en la calle del Almirante -la misma en la que había nacido en 1946- era una ventana abierta por la que se colaba el hálito de la ansiada modernidad. "El mejor homenaje es seguir llevando su ropa", afirmaba.
Hay algo inacabado en las prendas que le sobreviven. Después de todo, la colección ha sido gestada por una especie de viuda embarazada y nació huérfana. Una carencia que transmitían vestidos de noche de crudos remates, inspirados en Nueva York en los años setenta. Estados Unidos es el primer mercado extranjero en facturación para sus perfumes y el diseñador planeaba hacerle un guiño con esta colección y con el lanzamiento de una nueva fragancia, Halloween Fever.
Un panel con tejidos en tonos terrosos junto a fotografías de elegantes neoyorquinas ha sido la hoja de ruta que dejó a su equipo. Presidía la sala donde, el día antes del desfile, se terminaba la ropa sobre las modelos. "No nos preguntamos cómo lo haría él, sino qué es fiel a la identidad que construyó durante 37 años", afirmaba García. "Nos inculcó un inconformismo constante y el gusto por una belleza sin artificios ni ostentaciones". La compañía seguirá, de momento, como un trabajo en equipo y "no es urgente" pensar en un director creativo.
Aunque se planteara el desfile más como un principio que como un fin, aún es tiempo de recordar. Leonor Pérez Pita bautizó a su nieta vestida de Jesús del Pozo y Roberto Torretta se casó con un traje suyo. También le confeccionó un esmoquin para la fiesta. "Mi hijo lo usa hoy y es actual", revelaba Torretta. No hay fecha para una exposición, aunque la idea planeaba sobre cualquier conversación. Habrá más tributos. Necesarios para preservar la memoria y digerir la pérdida.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.