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Crítica:LIBROS | NARRATIVA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Señores niños

Narrativa. Feliz rescate editorial el de la novela Señores niños (1997), que en cierto modo podría leerse como un epítome de la obra narrativa de Daniel Pennac (Casablanca, 1944), aferrada siempre al mundo infantil, al microcosmos de la escuela, a la familia y a la multiculturalidad, muchas veces contaminada de marginalidad, como en la saga de las aventuras y desventuras de los Malaussène, así como al empleo de un estilo coloquial y sumamente luminoso que es capaz de transcribir como pocos la oralidad. Señores niños comparte todos estos aspectos porque cuenta los avatares de unos niños traviesos castigados en la escuela, por haber denigrado a su profesor con un dibujo burlesco, a escribir una redacción consistente en continuar y concluir un relato que comienza: "Despierta usted cierta mañana y comprueba que, por la noche, se ha transformado en adulto. Enloquecido, corre a la habitación de sus padres. Se han transformado en niños". La creación al alcance de los niños. Es posible que monsieur Crastaing, el viejo profesor obsesionado con la gramática, les haya impuesto esta redacción bajo los efectos perversos de una relectura de La metamorfosis de Kafka: al despertar los niños Igor Laforgue, Joseph Pritsky y Nourdine Kader una mañana, tras un sueño intranquilo, se encontraron en su cama convertidos en monstruosos adultos. La metamorfosis explicada por los niños (para que disfruten los mayores). Y ciertamente es posible también que monsieur Pennac, el experimentado narrador obstinado en hacer que sean los colegiales quienes retraten nuestra sociedad hipócrita, haya escrito Señores niños recordando al petit Nicolas de Goscinny y Sempé y a sus tiernos compañeros de clase. Pennac, que triunfó merced a Como una novela (1993), ese ensayo delicioso acerca del placer de la lectura, suscita con esta novela más de una reflexión en torno a la creación y a sus vínculos con la imaginación y la realidad, y en la máxima o advertencia del profesor Crastaing, "¡la imaginación no es la mentira!", radica buena parte de la poética de la ficción que rige esta novela singular, a caballo entre la literatura y la crónica social, como ya es habitual en la narrativa del autor francés, siempre atento a los latidos de la vida real, a la que retrata con indulgencia e impagables dosis de una ironía con la que enriquece la aparente banalidad cotidiana.

Señores niños

Daniel Pennac

Traducción de Manuel Serrat Crespo

Mondadori. Barcelona, 2011

234 páginas. 15,90 euros

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