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Reportaje:

Modelos e ideología de derecha

Los líderes de PSOE y PP confrontan sus propuestas con un claro tono electoral

Llegó el curso parlamentario y con él los duelos en semanas alternas de José Antonio Griñán y Javier Arenas, asidos siempre a una apabullante lista de cifras millonarias y tantos por cientos de inversiones, paro y déficit. Ya se sabe que las estadísticas son muy sensibles al manejo interesado. Según los indicadores que se escojan -aún siendo de la misma procedencia- es posible argumentar con un alto poder de persuasión una cosa y la contraria. Pero como las elecciones generales están ya aquí -en unos días José Luis Rodríguez Zapatero llamará a las urnas para el 20 de noviembre-, y prácticamente la campaña se va a fundir con las andaluzas de la primavera, la rutina del paquete de datos que los líderes del PSOE y PP suelen descerrajar por turnos sobre la bancada del adversario (en medio de vítores y aplausos) se transmutó en una confrontación ideológica, de modelos sociales. Fue el socialista quien llevó al popular hasta ahí, después de que este sacara a pasear el doloroso millón de desempleados que cuelga de la gestión de los gobiernos de la Junta, y pronunciara la frase talismán de los últimos meses: "El mayor recorte social es el paro".

La palabra recorte sacó a Griñán del letargo de un debate mil veces repetido. Porque la estrategia de su partido para frenar el avance popular que apuntan las encuestas se construye precisamente a partir del contraste entre lo que hace el PP allí donde gobierna y lo que hace el PSOE. A los socialistas y a Griñán les ha salido muy bien el cotejo de la política educativa de Esperanza Aguirre en Madrid y la andaluza, que ha logrado esquivar la reducción de la plantilla de docentes de la enseñanza pública. El candidato a la presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, lleva a sus didácticas charlas el caso andaluz como referente. E incluso la Junta ha confeccionado una habilidosa proyección de lo que significaría aplicar la doctrina Aguirre en Andalucía: 4.580 profesores menos.

El presidente de la Junta aprovechó la ocasión para echar en cara a Arenas que su compañera de filas en la Comunidad de Madrid detrae recursos de la educación pública y los transfiere a la privada mediante exenciones fiscales. "No se lo reprocho, es que es su modelo, es distinto del nuestro y los andaluces tienen derecho a confrontar para elegir", dijo Griñán, apuntalado por la ovación de los suyos.

Luego buscó el cuerpo a cuerpo ante las protestas que gesticulaba el líder del PP desde su escaño: "Defienda su ideología, usted es una persona de derechas, históricamente lo ha sido, y tiene que defender con arrogancia su propia posición ideológica".

Como la campaña es omnipresente, la reivindicación hacia el Gobierno central fue la otra pata del debate. Javier Arenas usó un tono irónico para remarcar la paradoja de su adversario a dos meses de las elecciones. "Usted, que ha sido en todo momento sumiso, ahora se pone reivindicativo", le dijo, "todo lo que le oigo es para hacerle la oposición a los alcaldes PP o a los futuros gobiernos del partido PP España y en Andalucía". Pero se ofreció a apoyar las demandas, si son legítimas, "aunque las haga en campaña". El respaldo, sin embargo, no era gratis, tenía una letra pequeña que aumentó hasta convertirse en una negativa rotunda: la reprobación de José Luis Rodríguez Zapatero.

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